jueves, 13 de enero de 2011

Seminario de Investigación : “El desarrollo como ideología y como práctica, Argentina 1959-1997"

Cátedra: Ricardo Aronskind


DESARROLLO, MODERNIZACIÓN Y SOCIOLOGÍA: Gino Germani: entonces y hoy ¿Un maestro olvidado?

Por Jacqueline Rajmanovich

(…) pero dado que entonces deseaba ocuparme solamente en la investigación de la verdad, pensé que en eso había de hacer todo lo contrario, y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiese imaginar la menor duda, a fin de ver si después de eso no quedaría algo en mi creencia que fuese indudable. (René Descartes, 1968: 120).

1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se estructuró en una primera instancia alrededor de un interrogante que se preguntó por las posibles contribuciones y aportes que realizó la figura de Gino Germani para la sociología y la investigación. Para este objetivo nos concentramos en analizar las principales obras teóricas y empíricas realizadas por Germani y su equipo a mediados de los años 50 y principios de los 60. Al conocer las obras teóricas así como aquellos escritos en los cuales evaluaba la perspectiva de la sociología latinoamericana y argentina, comprendimos, en una primera instancia, el lugar que buscaba darle a una sociología, científica.
Luego de haber analizado su material y de haber encontrado como concepto relevante el de docente-investigador, surgió la necesidad de entrevistar a alguno/a de sus discípula/os a fin de conseguir un testimonio de primera fuente. El análisis de la entrevista que pudimos realizar a principios de diciembre de 2009 en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales Gino Germani (IIGG) generó la reelaboración de nuestro interrogante inicial. Tal es así que solo consideraremos la información brindada por el testimonio clave de Inés Izaguirre, nuestra informante.
Tras el análisis de esta mencionada entrevista y tras la reelaboración de nuestro interrogante inicial, la investigación experimentó un importante "giro” - de la década del ´50 y ´60 a la actualidad - y de la sociología "naciente” a la sociología “actual”. Para esta tarea buscamos conocer, describir y analizar los usos y menciones de la figura de Gino Germani en los programas de estudio de las actuales cátedras de todas las materias obligatorias, optativas, seminarios y talleres de investigación de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
El presente trabajo inicia su recorrido contextualizando el momento histórico desde dónde se entiende la emergencia de una idea, el pensamiento económico de desarrollo. Luego de focalizar en ciertos hechos históricos fundamentales pasamos a presentar los lineamientos generales del pensamiento económico en la figura de Raúl Prebisch, para luego estudiar lo implementado en el "caso argentino" durante el gobierno de Frondizi. El período inaugurado con la Revolución Libertadora y su “segmento modernizante” de intelectuales liberales permitirá comprender cómo se enmarca en la propia historia argentina la emergencia de las ciencias sociales, en particular la sociología. Por último, se analizará la presencia de Gino Germani en la actual carrera de sociología.

2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE UNA IDEA


Presentar los aportes de Gino Germani implica introducirnos en una primera instancia en el contexto socio-histórico sobre el cual este va a generar sus producciones, para lo cual es necesario comprender cuáles fueron los hechos históricos que generaron un cambio profundo en el modo de pensar y hacer en nuestra América Latina. Para ello, comenzaremos presentando el contexto histórico-mundial sobre el cual emerge el pensamiento económico de desarrollo, conocido también como estructuralismo latinoamericano, respuesta a un pensamiento fuera de vigencia.

Si alguien recuerda qué consecuencias trajo aparejada la devastadora crisis del 30, seguramente se lo asocie con la gradual presencia activa del Estado - algunos más que activos que otros, por ejemplo pensamos en lo totalitarios de la década del 30. El crack del ´29 puso en clara evidencia la ineficacia e inoperancia del mercado como ente regulador del carácter social de la producción. La sobreabundancia de stock y la estrepitosa caída de su valor en la bolsa mas financiera del mundo - Wall Street - sigue siendo hasta hoy una lección inolvidable. El jueves negro, podría argüirse, ha quedado grabado - en mayor o menor medida - en todo el inconsciente colectivo occidental. Esta devastadora experiencia, para los países centrales, sentó las bases para lo que años después Karl Polanyi denominaría “la gran transformación”, esto es, “el paso en la política del liberalismo al activismo estatal y, en la economía, en menor medida, del pensamiento neoclásico (el análisis económico teórico y formalizado y anclado en la búsqueda del beneficio individual) a la heterodoxia keynesiana y post-keynesiana (la diversidad de análisis económicos aplicados y las preocupaciones sociales)” (Bustelo, 1998).
No solo el fatídico "jueves negro” había dado una poderosa lección, también la Segunda Guerra Mundial, casi un lustro mas tarde. Dos fueron los hitos históricos que modificaron de un modo rotundo el pensamiento social occidental. “La pérdida de fé en la idea neoclásica de que el libre mercado conducía a la economía al equilibrio y la toma de conciencia de los desastres provocados por la gran depresión de los años treinta y por la Segunda Guerra Mundial cambiaron sustancialmente el pensamiento social" (Bustelo, 1998).
Aquellos países que no estuvieron directamente implicados en los enfrentamientos bélicos de la Segunda Guerra Mundial, si lo estuvieron cuando la cadena de suministros se quebró. Para la Argentina, particularmente, los efectos de la Gran depresión significó la disminución en el abastecimiento de insumos y bienes importados. Ambos sucesos, que en la historia social contemporánea son caracterizados como dos hitos fundamentales para comprender la actualidad, o al menos, parte de ella, permiten comprender la emergencia de una política industrialista en Argentina, en la década del treinta y cuarenta, con el fin de sustituir aquellos bienes que tradicionalmente se importaban de modo regular. La industrialización por sustitución de importaciones fue una medida auxiliar del modelo de acumulación argentino, al menos, hasta el surgimiento del primer peronismo. Bustelo (1998) al respecto explicita que ambos fenómenos (la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial) confluyeron en la necesaria adaptación a un entorno recesivo, mediante políticas de industrialización por sustitución de importantes (ISI), esto es, de remplazo de las compras de manufacturas por producción nacional. La ISI hacía necesario la intervención del Estado, bien para provocar el impulso a la industrialización, bien para proteger a los mercados interiores.
La expresión conocida “desarrollo económico”, en mención a los países pobres o tercermundistas, no obtuvo su real acepción hasta después de la segunda guerra. Los países subdesarrollados, en particular los de América Latina, cambiaron su configuración en la relación entre el Estado y el mercado, abandonando las prácticas liberales. Concomitantemente a ello, “la descolonización de Asia meridional y de Oriente Medio, que se produjo inmediatamente después de la guerra mundial, y que fue posible por el cambio en la correlación mundial de fuerzas que el propio conflicto había generado, se manifestó en una autoafirmación nacionalista en los nuevos territorios independientes - Filipinas y Jordania en 1946; India, Pakistán, Jordania y Líbano en 1947; Ceilán y Birmania en 1948; Indonesia e Israel en 1949, etc.-” (Bustelo, 1998). La legitimidad política y social de los gobiernos tercermundistas se apoyó en las estrategias de desarrollo económico. Nuevos actores iban a comenzar a ser requeridos para una asistencia técnica acorde.

El desarrollo económico de los países tercermundistas se convirtió por primera vez en una faceta de la política exterior de los Estados Unidos. Éste, tras la guerra, al no haber estado afectado en sus ciudades y poblaciones directamente por las destrucciones de los bombardeos - ya que todos se concentraron en Europa y en Japón - logró convertirse en potencia de una hegemonía indiscutida, especialmente, por haber sido el máximo prestamista del conocido Plan Marshall, para la reconstrucción europea y del Plan McArthur para la japonesa. En ambas, la premisa única y primordial fue la utilización de estos créditos para la compra de bienes materiales (y simbólicos) de la industria norteamericana.
La política exterior que los EE.UU. desarrolló, principalmente para frenar el avance de aquel fantasma que recorría Europa - el comunismo – permitió disimular su gran interés por conquistar nuevos mercados para la colocación de sus mercancías La amenaza de la Unión Soviética generó la idea de “contemplar el desarrollo de sus aliados en el Tercer Mundo como una necesidad estratégica” (Bustelo, 1998).

La Segunda Guerra Mundial había dado además otros frutos. A los países industriales les dio la chance de experimentar la “capacidad de planificación macroeconómica y de acción gubernamental para maximizar la producción, movilizar recursos ociosos, alcanzar el pleno empleo, así como, igualmente, para controlar la inflación y conseguir una distribución más igualitaria de la renta" (Bustelo, 1998). Experiencia llevada en Inglaterra, por John Maynard Keynes (1883-1946) quién se desatacó por su participación clave en la creación del sistema Bretton Woods durante los primeros veinte días de junio de 1944, sistema que daría vida al tristemente célebre Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial.
La finalización de la guerra trajo aparejado una nueva configuración político.-espacial expresada en la creación de la Naciones Unidas (ONU). “La preocupación de las Naciones Unidas por los problemas del desarrollo, a diferencia de su antecesora, la Liga de las Naciones. En la Asamblea General destacó enseguida el bloque formado por países asiáticos y africanos (Bustelo, 1998).
A la creación de organismos económicos internacionales ya mencionados – FMI, BM, ONU, se le sumó la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1945, y las Comisiones Económicas para las diversas regiones: Comisión Económica para Asia y Extremo Oriente (CEAEO) en 1947, Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en 1948, etc.
La división del globo en dos bloqueos ideológicos, exigió a los EEUU poner su atención y sus recursos en la lucha contra el comunismo. Esto posibilitó nichos y oportunidades a los países colonizados para emprender su lucha de liberación nacional. El fin de la guerra profesaba así el inicio de otra época. Una en la que aquellos países con yugo colonial pudiesen permitirse considerar la posibilidad de emanciparse políticamente. Muchos países africanos se unieron a estas filas emancipatorias, algunas con mayor sangre derramada que otras – como el caso de Argelia.


3. DESARROLLO Y DESARROLLISMO


Bustelo (2008) plantea en su artículo que la contribución del keynesianismo al nacimiento de la Economía del desarrollo fue sobre todo metodológica, y solo en escasa medida teórica. Esto se explicaría por el hecho que el desempleo en los países desarrollados no era equiparable al subempleo existente en los subdesarrollados. La estabilización a corto plazo parecía ser suficiente para generar un crecimiento sostenido en los primeros, mientras que en el Tercer Mundo se necesitaba planificación estatal y ayuda extranjera para provocar el impulso mismo de la industrialización. En los países ricos, a diferencia, el principal problema, según Keynes era el desempleo de los recursos existentes, por causa de la insuficiencia de la demanda efectiva, mientras que en los países pobres, por el contrario, el mayor obstáculo era la falta de capital.

3.1. Los pioneros

Uno de los rasgos más característicos de los pioneros del desarrollo (1945-1957) fue rechazar rotundamente la concepción de una mono-economía, esto es, el reconocimiento de que solo existe una sola teoría económica válida para el análisis de cualquier tipo de situación real. La misma realidad y sus hechos ponían en obscena evidencia que hasta entonces la única y ortodoxa teoría que había intentando explicar la realidad, era inadecuada para los nuevos tiempos de los países no industrializados de posguerra.
Para los expertos de entonces, la realidad de las economías subdesarrolladas demandaba de un instrumental distinto creado por y para el análisis de las economías desarrolladas. Basualdo (1998) lo describe con mucha elegancia: “esa apuesta por una reflexión teórica independiente del cuerpo convencional era el resultado lógico de la percepción de la especificidad estructural del subdesarrollo”. Y agrega que justamente fue el estructuralismo latinoamericano de los años treinta y cuarenta, desarrollado luego por la CEPAL, de Naciones Unidas, el que destacó, por primera vez, que los países subdesarrollados se caracterizaban por una heterogeneidad, esto es, por la coexistencia de sectores con diferencias sustanciales de productividad laboral, los dos extremos de los cuales eran, el sector moderno compuesto por las actividades de exportaciones y manufacturera y el sector tradicional formado por la agricultura de subsistencia y la artesanía. Y además por la especialización, en el doble sentido de que exportaban unos pocos productos primarios y la obtención de estos se efectuaba en enclaves, esto es, en segmentos productivos con escasos efectos de arrastre respecto del resto de la economía nacional.
Con respecto a las inversión, las formas que pregonaban para aumentar la tasas eran: por una parte, el fomento del ahorro (el vínculo ahorro-inversión es la herencia keynesiana de los primeros economistas del desarrollo), tanto interno (aumento del ingreso por habitante, reducción del efecto demostración del consumo) como externo (asistencia externa al desarrollo, inversión directa foránea); y, por otra parte, el aumento de la dimensión del mercado (herencia clásica) a través del incremento de la renta per cápita y del gran de división del trabajo, mediante el progreso técnico.
La industrialización era la clave del desarrollo. Fue uno de los aspectos centrales de la teoría del desarrollo de la CEPAL. “El problema básico del desarrollo llevaba consigo elevar el nivel de productividad de toda la fuerza laboral” (Prebisch, 1984). La absorción de mano de obra, especialmente en los sectores intensivos en trabajo, era sólo uno de los argumentos en favor de la industrialización, al que se sumaron muchos otros.
El resultado de los círculos viciosos, entre los pioneros, conducía a la conclusión de que en los países pobres, en aún mayor medida que en los ricos, el libre funcionamiento de las fuerzas del mercado no conducía a la pauta de desarrollo esperada y deseada por sus habitantes – en contra de la “ilusoria” teoría del derrame. Se imponía, pues, una verdadera transformación estructural (p. ejemplo, una transferencia de mano de obra de la agricultura a la industria), cuya velocidad dependería de estos factores: la tasa de ahorro interior y la entrada de capital extranjero, que había que incrementar para promover la acumulación de capital. La intervención del Estado para corregir las imperfecciones del mercado y promover el gran empujón necesario, capaz de situar a la economía en una senda de desarrollo basada en la industrialización y en la protección de los sectores nacientes.

La “Biblia” del pensamiento económico de desarrollo puede situarse en el texto fundacional que Raúl Prebisch escribió allá por 1949, El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas. Allí presentaba como diagnóstico que “la realidad está destruyendo en la América Latina aquel pretérito esquema de la división internacional del trabajo que, después de haber adquirido gran vigor en el siglo XIX, seguía prevaleciendo doctrinariamente hasta muy avanzado el presente".
Aquí volvemos a leer los que anteriormente había remarcado Basualdo (1998). Los hechos demuestran, con toda su vigorosidad, que el viejo esquema de la división del trabajo, estaba quedando anacrónico. “En ese esquema a la América Latina venía a corresponderle, como parte de la periferia del sistema económico mundial, el papel específico de producir alimentos y materias primas para los grandes centros industriales (…) No tenía allí cabida la industrialización de los países nuevos. Los hechos la están imponiendo, sin embargo. Dos guerras en el curso de una generación, y una profunda crisis económica entre ellas, han demostrado sus posibilidades a los países de la América Latina, enseñándoles positivamente el camino de la actividad industrial” (Prebisch, 1949).
Para argumentar y cuestionar el vigor ideológico contra el cual luchaba, escribió: “En materia económica, las ideologías suelen seguir con retraso a los acontecimientos o bien sobrevivirles demasiado”. Cuestionaba la insistencia de fórmulas que no daban respuesta a las reales necesidades del momento. Para él, seguir insistiendo con viejas fórmulas era vivir de recuerdos.
Sin embargo, Prebisch no negaba la existencia al decir que “el razonamiento acerca de las ventajas económicas de la división internacional del trabajo es de una validez teórica inobjetable”. Pero sí remarcaba, que este tipo de razonamiento se apoyaba sobre la base de una premisa contradicha por los hechos, según el cual, "el fruto del progreso técnico, [tendía] a repartirse parejamente entre toda la colectividad, ya sea por la baja de los precios o por el alza equivalente de los ingresos". Según este razonamiento, los países exportadores de producción primaria no debían industrializarse, ya que perderían irremisiblemente las ventajas clásicas del intercambio. A este razonamiento Prebisch le respondió: “el concepto de colectividad también se extiende a la periferia de la economía mundial; aquella generalización lleva en sí un grave error. Las ingentes ventajas del desarrollo de la productividad no han llegado a la periferia, en medida comparable a la que ha logrado disfrutar la población de esos grandes países”. De ahí explicaría las diferencias, tan acentuadas, en los niveles de vida de las masas de éstos y de aquéllas, y las notorias discrepancias entre sus respectivas fuerzas de capitalización, puesto que el margen de ahorro dependía primordialmente del aumento de la productividad. Y el aumento de la productividad solo podía venir de la industrialización. “De ahí el significado fundamental de la industrialización de los países nuevos. No es ella un fin en si misma, sino el medio principal de que disponen éstos para ir captando una parte del fruto del progreso técnico y elevando progresivamente el nivel de vida de las masas" (Prebisch, 1949).
Un segundo aspecto que Prebisch abordó fue el reconocimiento de América Latina como una región con características similares, pero que “se encuentran, pues, los países de América Latina frente a un problema general muy vasto, en el cual convergen una serie de problemas parciales (…)es pertinente, pues, presentar con claridad el caso de los países latinoamericanos, a fin de que sus intereses, aspiraciones y posibilidades, salvadas desde luego las diferencias y modalidades específicas, se integren adecuadamente en fórmulas generales de cooperación económica internacional" (Prebisch, 1949).
Un tercer aspecto abordado por el autor fue aquel que apuntaba a la articulación entre exportación e importación y al avance del progreso técnico. “La industrialización de América Latina no es incompatible con el desarrollo eficaz de la producción primaria. Por el contrario, una de las condiciones esenciales para que el desarrollo de la industria pueda ir cumpliendo el fin social de elevar el nivel de vida, es disponer de los mejores equipos de maquinaria e instrumentos y aprovechar prontamente el progreso de la técnica, en su regular renovación.(…) Necesitamos una importación de considerable de bienes de capital, y también necesitamos exportar productos primarios para conseguirla. (…) La solución no está en crecer a expensas del comercio exterior, sino en saber extraer, de un comercio exterior cada vez mas grande, los elementos propulsores del desarrollo económico" (Prebisch, 1949).
La explicación fundamental para el desarrollo de una industria nacional, no solo provenía de una cuestión ideológica, sino un problema objetivo. Prebisch explicaba que “(…) conforme se restablezca la economía en Europa, se podrá aumentar provechosamente el intercambio con ella. Pero de allí no saldrán mas dólares para América Latina, a menos que Estados Unidos aumente su coeficiente de importaciones de artículos europeos (...) Aquí se encuentra el factor principal del problema. De no aumentar (EEUU) dicho coeficiente (de importaciones de artículos europeos), es obvio que América Latina se vería forzada a desviar sus adquisiciones en Estados Unidos hacia aquellos países que suministren las divisas para pagarlas. Solución muy precaria, por cierto, pues significa con frecuencia tener que optar a favor de importaciones más caras o inadecuadas para sus necesidades” (Prebisch, 1949).
Un cuarto aspecto interesante que Prebisch remarcó fue el tema de las inversiones extranjeras y privadas, el cual explicaba que estas debían orientarse, para evitar pagar con las exportaciones los servicios financieros, hacia aquellas aplicaciones productivas que, al reducir directa o indirectamente las importaciones en dólares, permitirían atender regularmente los servicios financieros.
La cuestión social que Prebisch enunciaba en su “Biblia” tampoco puede dejar de mencionarse aquí. La llamada “meta social” a la que él hacía alusión tenía por objeto elevar el nivel de vida de las masas, las cuales dependían, en última instancia, en la cantidad de capital por hombre empleado en la industria, los transportes y la producción primaria, además de la aptitud para manejarlo bien. Sin embargo, especificaba, para formar el capital necesario para la industrialización y el progreso técnico de la agricultura no era indispensable comprimir el consumo de la gran masa. El ahorro de aquella época y las inversiones extranjeras bien encaminadas podían contribuir al aumento inmediato de la productividad por hombre. De modo que, logrado esta mejora inicial, una parte “importante del incremento de producto servirá entonces para formas capitales, antes que destinarse a un consumo prematuro” (Prebisch, 1949).

Esta “Biblia” no solo fue un escrito fundamental sobre el cual luego se apoyaron las siguientes investigaciones e informes, sino la piedra fundacional sobre la cual luego se erigió el organismo regional latinoamericano, denominado Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Órgano regional que centraba la mirada latinoamericana sobre sus propias problemáticas buscando, en su propia historicidad, sus herramientas de cambio. Al respecto Prebisch escribía: “En otros tiempos, antes de la gran depresión, los países de América Latina crecieron impulsados desde afuera por el crecimiento persistente de las exportaciones. (…) Ya no se presenta la alternativa entre seguir creciendo vigorosamente de ese modo, o bien crecer hacia adentro, mediante la industrialización. Esta última ha pasado a ser el modo principal de crecer” (Prebisch, 1949).


3.2. Los desarrollistas


Luego de haber presentado los puntos fundamentales del pensamiento económico de desarrollo, plasmados en la obra fundacional de Raúl Prebisch, nos focalizaremos en su implementación bajo la experiencia Argentina.
Arturo Frondizi (1908-1995) representante a candidato presidencial por la UCRI, llega al mayor cargo del poder ejecutivo luego de haber logrado con éxito el pacto Perón-Frigerio. Al respecto, Jorge Antonio, entonces ex mano derecha de Perón y hombre de la industria, comenta en una entrevista realizada, el diálogo que tuvo con Perón previamente al acuerdo:

“Mire, Jorge, -me dijo-, si cumplen, bienvenido sea, la próxima vez seremos nosotros los que mandemos en el gobierno. Sí, yo seré presidente otra vez. Y si no cumplen, porque los militares no los dejan, porque seguramente no los van a dejar o los van a voltear, entonces vendrá otra etapa nueva y estarán los militares otra vez y éstos caerán, de eso tenga duda". (en Pigna, 2005).

Las primeras medidas anunciadas por el gobierno radical durante el primer período gubernamental fueron: aumento salarial y de las pensiones del 60%, junto con un congelamiento de precios. “Simultáneamente, la Ley de Promoción Industrial restauró el poder regulador del gobierno nacional sobre aranceles y tasas de cambio. (…) Los objetivos de Frondizi a fines de 1958 eran la consolidación del apoyo popular, el establecimiento de una firme cabeza de puente entre los sindicatos y la neutralización de la influencia de Perón imitando sus políticas” (Pigna, 2005).
Frondizi exhortaba que no podía retornarse al país de los granos y las vacas. La salida estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo, siderurgia, maquinarias. Esto permitiría abastecer a la industria liviana y liberaría recursos que antes se destinaban a importar. Además la producción agropecuaria también se beneficiaría, con la abundancia de energía, maquinaria, combustibles y productos químicos que posibilitarían su tecnificación y modernización.
Para Felipe Pigna el desarrollismo encajaba en los planes de expansión e inversión de las grandes compañías extranjeras, ya que éstas, a partir de la Segunda Guerra Mundial notaron que una gran cantidad de países subdesarrollados tenían incipientes industrias con sistemas aduaneros que las protegían. La manera más inteligente de aprovechar esos mercados era controlarlos desde adentro. De esta forma, la inversión en industrias manufactureras radicadas en estos países creció notablemente a partir de mediados de la década del 50. Las casas matrices de estas empresas se beneficiaron, además de las utilidades, con el pago de regalías y las exenciones impositivas que acompañaban las radicaciones.

Para Carlos Altamirano, sociólogo y ensayista argentino, los postulados básicos del desarrollismo tenía como actor clave al Estado nacional: “La idea es que la modernización económica, y dentro de ésta, el desarrollo de la industria de los países atrasados, no llegaría como había ocurrido en el s. XIX, por obra espontánea de las fuerzas económicas, donde el mercado seria el mecanismo a través del cual se produciría este proceso de modernización. En países como el nuestro el desarrollo solo podría ser obra de una intervención activa de un agente: el Estado. El Estado era el que debía pensar el desarrollo económico, definir qué áreas tenían que crecer, con qué recursos y de dónde provendría el capital para invertir en aquellos sectores que se consideraban de primer orden. Supongamos un país como Argentina: ha concretado cierto ciclo de desarrollo de su industria liviana, una industria que produce bienes de consumo – heladeras, artefactos del hogar -. Pero este proceso no podría continuar si no se desarrollaba una industria pesada, que produjera las máquinas, herramientas, con que se producen esos bienes, sino se desarrollaba la metalúrgica, la petroquímica, etcétera” (en Pigna, 2005).
El periodista Daniel Muchnik comenta al respecto de la llegada de Arturo Frondizi al gobierno en mayo de 1958 que “volvió a poner sobre el tapete el tema de la industrialización avanzada. Se trataba de salir de la dependencia del subdesarrollo dinamizando a los mas importantes sectores productivos en general, y al energético en particular” (en Pigna, 2005).
Carlos Altamirano comenta que Frondizi empleó una formula tal que evidenciaba la encrucijada en la que se encontraba la Argentina: "o prosigue su condición de país agrario, o toma el camino de la modernización, que tiene su núcleo en la industria. Lo que Frondizi comparte con todos los desarrollistas es que el Estado tiene un papel estratégico. La discusión va a girar en torno de la gravitación y al peso que va a tener en la industrialización y la modernización la empresa de capital y, cada vez más, el capital privado de origen extranjero” (en Pigna, 2005).
Al respecto, Pigna agrega que uno de los primeros pasos de la estrategia desarrollista fue intentar obtener el autoabastecimiento de petróleo. Para ello, se firmó una serie de contratos con compañías petroleras extranjeras. Las empresas podían introducir sin pagar impuestos todo el material que consideraban necesario para la explotación. La carga impositiva sería abonada por Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF), y el reintegro de las inversiones y las ganancias de las empresas podría ser girado al exterior con absoluta libertad. YPF, por su parte, se comprometía a comprar todo el petróleo que extrajera el sector privado. Sin embargo, no bien se triplicó la producción petrolera, no se logró equilibrar la balanza de pagos ni la comercial, porque el convenio aumentó notablemente el déficit.
Para comprender las luchas al interior de la sociedad con respecto a los enfoques ideológicos con respecto al rol del Estado en este proceso desarrollista, Carlos Altamirano comenta que “los liberales se oponían a la intervención del Estado porque sostenían que el progreso argentino había provenido de la iniciativa de los empresarios privados y que el Estado se había limitado a crear las condiciones como para que la Argentina fuera un país atractivo para invertir, que eran los planes de desarrollo de individuos los que en realidad habían asegurado entre 1880 y 1930 o algunos dirán 1943(como decían, por ejemplo, buena parte de los conservadores liberales). Todos esos años habían llevado a ese crecimiento, y éste había debido muy poco a la actividad estatal y que el Estado a la larga no tenía sino efectos perniciosos: promovía el desarrollo de industrias artificiosas y, finalmente, sostenían que no había mejor mecanismo que el mercado para definir dónde invertir y qué área desarrollar. Por lo tanto para emplear los términos de esos años, la oposición era: intervencionismo estatal vs. libre empresa”.
Para el mismo autor, Frondizi representaba una alternativa intermedia entre ambos extremos. “Frondizi va a intentar algo así como abrir un pasaje entre aquellos que proponían el intervencionismo estatal y que hacían del Estado el cerebro y el agente del desarrollo económico y aquellos para quiénes había que dejar obrar al mercado porque no había mejor asegurador de recursos que ése, no había cerebro estatal, público, que pudiera reemplazar la sabiduría no ordenada de la mano invisible del mercado”
Una de las grandes críticas realizadas al gobierno de Frondizi se enfocó sobre el “origen del capital”. Al respecto, comenta Aldo Ferrer, economista, político, periodista y actualmente editor del diario Buenos Aires Económico: “a nivel nacional Frondizi tuvo una gran virtud estratégica en el desarrollo, las industrias de base, la integración. Nosotros le cuestionamos mucho el énfasis en el capital extranjero. Pensábamos que había que poner más énfasis en el capital nacional”.


4. MODERNIZACIÓN Y CONOCIMIENTO


El proyecto político-económico desarrollista que se ejecutó durante el gobierno de Frondizi, tuvo como actor clave en el proceso de industrialización al Estado. Sin embargo, no debemos omitir que este proyecto de “país” se enmarcó dentro de un proceso histórico-político-militar denominado “Revolución Libertadora” que significó un importante quiebre institucional que le puso fin a un gobierno constitucional de corte nacional y popular. Si bien el gobierno de Frondizi fue a urnas cerradas y mediante voto popular, no se debe olvidar la proscripción del partido justicialista
El pensamiento económico de desarrollo que predominó ideológicamente en la región en los años ´50 y ´60, mediante el organismo supranacional de la CEPAL, estuvo acompañado por una estética de pensamiento modernizante que impulsó un proceso de laicización. Dicho proceso buscaba secularizar al proceso de conocimiento, para lo cual ciertas disciplinas cobraron un fuerte impulso, en especial las Ciencias Sociales.
Al respecto, Alejandro Horowicz, sociólogo, analista política y actual periodista, escribe: “en 1955 era un valor sobreentendido, para el segmento integrante del campo intelectual que acompaño el golpe de los generales Lonardi y Aramburu, que la década peronista había modificado la sociedad tradicional. Medir la intensidad, dirección y profundidad del impacto peronista formaba parte del problema a sistematizar. Y esa medición abarcaba, en principio, cuatro planos concomitantes: la subjetividad, el aprendizaje, la conflictividad social y la estructura productiva” (Horowitz, 2007, página 137).
Psicología, Ciencias de la Educación, Sociología y Economía Política fueron las cuatro carreras que se crearon durante este período histórico. Tres en el ámbito de la Facultad de Filosofía y Letras; una en la Facultad de Ciencias Económicas; las cuatro en la Universidad de Buenos Aires. “Aprehender estas novedades e impulsarlas hacia una dirección precisa contenía el proyecto del segmento modernizador de los intelectuales orgánicos de la Revolución Libertadora. En sus términos, se trataba de dinamizar la sociedad de masas, «recuperar la década perdida», y tal proyecto necesitaba, requería, imponía, la construcción de una nueva elite de funcionarios públicos, a partir de un sistema de cuadros universitarios altamente calificados ; para lograrlo era imprescindible transformar la Universidad de Buenos Aires en adecuado instrumento académico de ese programa político” (Horowicz, 2007, página 137).


4.1. Espacio e institucionalización de la investigación científica universitaria


Uno de los instrumentos claves para este programa político era transformar a la Universidad de Buenos. Para ello era necesario modificar ciertas prácticas sociales que obstaculizaban el auge “modernizante” y se encallaban como formas “tradicionales”.
Jorge Myers (en Oteiza, 1992), en su artículo, escribe acerca de los factores que influyeron en la transformación de la ciencia de "cátedra" - entendida exclusivamente como divulgación de conocimientos ya elaborados - a la producción de conocimientos originales durante la primera mitad de siglo veinte. Analiza las características que las formas institucionales recibieron.
Debido a que la producción de conocimientos científicos no puede ser entendida al margen de la actividad social – ya que varía en el tiempo en de una cultura a otra - es que debe ser indagada dentro un contexto institucional, esto es, la evolución del sistema universitario. Por esta razón, Myers toma como eje de la primera institucionalización, la Universidad de Buenos Aires, particularmente tras el derrocamiento de Juan Manuel de Rosas, en 1852. “Si bien (…) esta etapa [estuvo] caracterizada por un proceso relativamente intenso de fundación de nuevas cátedras y carreras, esta expansión no siempre representó una mejora real en la calidad de la enseñanza dada, ya que los presupuestos universitarios no crecieron al mismo ritmo que la cátedras”.
Tanto la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Córdoba mantuvieron una organización institucional, en la cual el sector científico se desarrolló al interior de la Universidad y en torno a las Facultades (de Medicina, Ciencias Exactas y luego Ingeniería). “Era esta una organización institucional que respondía a una concepción particular de la función que debía cumplir la Universidad en la sociedad, y a una determinada noción de la estructura de las actividades científica y de su papel en la misma sociedad argentina” (en Oteiza, 1992)
Myers escribe que ya antes de la etapa de la Reforma Universitaria (1918) se habían consolidado las líneas centrales del modelo universitario que perdurarían más allá de 1958 (una organización global, una estructura interna de sus facultades, una organización de las carreras y un régimen docente). Sin embargo, advierte que desde el plano funcional de la Universidad con respecto a la sociedad "la Universidad existía exclusivamente para entrenar a profesionales, dotándolos de una preparación adecuada para su desempeño práctico y de un título que otorgara una legitimidad social. Esta idea de la Universidad coincidía con las nociones corrientes en el siglo XIX entre la dirigencia intelectual argentina acerca de lo que era la ciencia que movilizaba el modelo universitario que en ella se basaba” (en Oteiza, 1992).
El enfoque de que la Universidad entrenara a profesionales y les otorgara legitimidad no podía estar muy alejado de concebir a la ciencia “como una colección finita de conocimientos racionalmente sistematizados”. Este tipo de relación entre el conocimiento y la docencia “tendrían una incidencia directa sobre la organización y funcionamiento de instituciones universitarias específicamente dedicadas a la enseñanza de materias científicas” (Myers en Oteiza, 1997). Ya que se concebía a la Universidad como un ámbito para la recepción y acumulación de conocimientos, y para su puesta en circulación. La inexistencia de un espacio para la producción de conocimientos sería un "(…) hecho que tendría enorme significación para el posterior desarrollo de la investigación científica en el país” (en Oteiza, 1992).
El régimen docente de las Universidades antes de la Reforma Universitaria tuvo una influencia profunda sobre las formas institucionales dentro de las cuales hubo de desenvolverse el sector de Ciencia y Técnica, condicionando así el surgimiento futuro de la investigación. Tal es así, que los elementos centrales del sistema docente instituido por aquellas disposiciones fueron: la creación de Consejos o Academias vitalicias para el gobierno de las diversas facultades, cuyos miembros no tenían la obligación de pertenecer a dicha facultad, la ausencia de profesores con dedicación exclusiva, el permiso otorgado al ejercicio de la docencia libre, y la duplicación de cátedras en un solo individuo (investiduras múltiples). Cada uno de ellos contribuyó a entorpecer el surgimiento de la investigación científica en la Universidad. “Las Academias vitalicias, al perpetuar indefinidamente la presencia en el gobierno académico facultativo de hombres cuya producción creativa pertenecía al pasado, hacían muy difícil la introducción de innovaciones en los programas o reformas en los métodos de enseñanza” (en Oteiza, 1992).
La ausencia de profesores con dedicación exclusiva y la simultánea presencia de docentes libres en las facultades eran dos caras de un mismo problema. El ejercicio de varias cátedras por un mismo profesor dificultaba la especialización científica y atentaba muchas veces contra la calidad de la enseñanza, lo que sumado a sueldos inadecuados hizo de la docencia antes una cuestión de prestigio que una actividad científica.
También al respecto, Pedro Krotsch escribió que los institutos constituyeron, especialmente a partir de los años veinte, el espacio de investigación en una universidad en la que predominó desde su inicio un perfil fuertemente profesionalista. De manera, que los Institutos constituyeron ese archipiélago de iniciativas que ligada a las cátedras y a su espíritu personalista contribuyeron a sostener e institucionalizar la investigación en un medio institucional para el que la actividad científica constituía una actividad secundaria a la de la docencia orientada a la formación de egresados de las profesiones liberales. El talante personalista de fuerte impronta carismática, se transfirió en gran medida de las cátedras a los institutos. Cátedras que por otro lado estaban en general a cargo de docentes- cuya vida profesional no estaba totalmente integrada a la profesión universitaria pues generalmente seguían ejerciendo sus profesiones liberales a fin de sostener sus necesidades materiales
De modo similar, para Myers (en Oteiza, 1992) la investigación también lograría abrirse camino – por limitado que sea – en el interior de la Universidad entre fines del siglo XIX y principios del XX. Si bien las formas institucionales adoptadas por la Universidad argentina de entonces experimentaron rupturas y continuidades, es en este contexto dónde la investigación científica logra institucionalizarse. Las consecuencias de esta “primitiva organización” se prolongarían a lo largo del siglo XX mediante un “modelo de sociabilidad científica”, el cual incidiría sobre el desarrollo de la investigación. Por eso mismo, el autor, considera tomar a la Universidad como ámbito de sociabilidad .
Bajo esta categoría, la Universidad Argentina se caracterizó desde su reorganización a mediados del siglo XIX por su planta física, la cual estuvo integrada al paisaje urbano – ocupó y ocupa un espacio indiferenciado -, y manifestó un alto grado de dispersión geográfica – rasgo que se buscará evitar con el proyecto arquitectónico y urbanista de Ciudad Universitaria.
Este espacio físico disperso y abierto contribuyó a la conformación de un imaginario social en el cual el docente universitario no pertenecía a un estamento autónomo de la sociedad, o mejor dicho, su función social no era percibida como autónoma y diferente de los demás roles sociales. Puesto que, antes de 1950, el cuerpo de investigadores científicos en la Argentina estaba prácticamente contenido en el de los docentes universitarios, este bajo nivel de diferenciación social influyó sobre la imagen que la comunidad científica construyó de sí misma, y sobre el tipo de propuesta institucional que podía elaborarse para la resolución de los problemas que hubo que enfrentar en el transcurro de su desarrollo. La in-diferenciación de la Universidad como espacio físico dentro de la ciudad se conjugaba con una definición jurídica y social del docente universitario que atentaba en contra de su eventual profesionalización. Se plasmó así una imagen de la docencia terciaria como una actividad supernumeraria apéndice a otras mas importantes o más serias : el profesor universitario era un farmacéutico, un médico, un abogado antes que un docente, y las actividades intelectuales dependientes de su función como docente contribuían al prestigio profesional y redituaban el ejercicio privado de la profesión.
En el interior de este espacio físico definido por la Universidad Argentina, el funcionamiento normal de las Facultades, en cuanto eran un ámbito abierto a la convivencia simultánea de distintos actores y prácticas sociales, influyeron a su vez en la conformación de nuevas formas de sociabilidad que fueron definiendo el conjunto de investigadores argentinos y que dejaron su huella en la conformación de la comunidad científica.

4.2. La emergencia de las Ciencias Sociales


De lo anterior se desprende que la noción de ámbito de sociabilidad permitiría comprender la relación espacial que la universidad tuvo desde sus inicios con el espacio social. Esta situación particular – dispersa e indiferenciada – entre la materialización edilicia del “conocimiento” con la vida urbana social fue configurando en el imaginario social de época a la docencia e investigación con caracteres particulares – dedicación parcial.
Esta será uno de los importantes aspectos que algunos intelectuales “visionarios” trataran de modificar para lograr así que el docente-investigador adquiera una dedicación full time. Por supuesto que no debe descartarse el apoyo de ciertos organismos nacionales que incentivaron la investigación científica mediante subsidios y becas . Pero para que esta modificación pueda entenderse mejor, es necesario primero comprender por qué emergieron tardíamente las ciencias sociales en la sociedad argentina.
Hebe M. C. Vessuri describe justamente al respecto que los rasgos peculiares de nuestra sociedad argentina no favorecieron ni estimularon el desarrollo de una reflexión social crítica. Ya que por un lado, la existencia de una "elite mezquina que veía con malos ojos", y por el otro, "un pueblo con un porcentaje inusualmente alto de inmigrantes que percibía como una amenaza a la seguridad, estabilidad y pertenencia que quería forjar a toda costa" (en Oteiza, 1992).
Esto permitiría comprender, siguiendo la línea de argumentación de Vessuri, que haya existido tradicionalmente "una desconfianza mutua entre los científicos sociales y la sociedad civil organizada en los partidos políticos, y la participación de los primeros en la vida pública" (en Oteiza, 1992).
Una de las posibles explicaciones que la autora da, sería la distancia de las ciencias sociales con respecto a la sociedad civil, reflejada tradicionalmente “en una marginación frente al Estado”, el cual “sub-utilizó considerablemente las ciencias sociales". Sin embargo, los primeros que lograron una legitimación mas temprana, fueron los economistas en la década del ´60 mediante la creación del CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo) el cual adquirió relevancia durante el gobierno de Illia.
Sin embargo, durante la década del “desarrollismo modernizante” (1955-1966), y a partir del derrumbe del primer peronismo en 1955, la autora explica que la interrupción institucional significó un punto de inflexión en la interminable crisis nacional abierta ya en 1930. Ya que si bien la ”Revolución Libertadora” mediante la intervención militar, buscaba la restauración conservadora, para liberar a la sociedad del “Tirano”, a pesar de presentarse como la opción democrática por su objetivo “liberador”, lo fue aún menos que el régimen al que sustituía. “Todas las audacias estaba permitidas, mientras no se tradujesen a un acercamiento a los vencidos”. (en Oteiza, 1992).
Si bien los años 60 fueron de renovación en los supuestos de la vida cultural argentina, en un “clima de deshielo ideológico-cultural, subproducto inesperado de una frágil redemocratización”, y que, a pesar de haber sido jaqueada por proscripciones electorales y golpes militares, “hizo posible el aforamiento de tendencias renovadoras en el terreno académico” (en Oteiza, 1992).
Lastimosamente, esta tendencia débilmente arraigada en el ámbito institucional, sería muy pronto expulsada por aquellos sectores académicos conservadores, cuando no autoritarios, que actuaron nuevamente a partir del golpe de 1966.
No obstante, el breve lapso, de once años - de 1955 a 1966 - fue decisivo para el establecimiento de una sociología profesional moderna por contraste con las previas tradiciones.
Vessuri explica que si bien se intentó la renovación temática y problemática de las ciencias sociales en un marco de profesionalización, cuya base institucional era obviamente la Universidad, que vivió en ese período una importante transformación modernizadora, la implantación de la sociología en ella no logró el tiempo suficiente de consolidarse.
Y las insuficiencias institucionales de la Universidad fueron en parte amortiguadas por la hospitalidad y cooperación de otras instituciones oficiales y privadas, vinculadas con algunas de las ciencias sociales, tales como el Instituto Di Tella (1958), el Consejo Federal de Inversiones (CFI), el arriba mencionado Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE) y el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES)(1960). Estos, mas el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) (1967), permitirían, posteriormente, mantener viva a las ciencias sociales en un medio que se volvería abierta y progresivamente hostil.
La sociología profesional en esta primera década de institucionalización se tuvo que enfrentar con tres grupos sociales poderosos con efectos negativos para la consolidación de la nueva disciplina en el contexto local. “Por un lado estaba un relevante sector de las instituciones académicas y de la «intelligentsia» literaria, antipositivista, de orientación filosófica y normativa, cuyas bases eran la «fenomenología» (sobre todo Scheler), el neotomismo y el existencialismo alemán. Por el otro, ciertos grupos dirigentes, especialmente los militares, y la alta jerarquía de la iglesia Católica, percibían a la nueva sociología como una forma de subversión social. Y por último, los estudiantes e intelectuales de extrema izquierda hicieron una oposición cada vez mas cerrada y agresiva a lo que percibían como un centro de penetración ideológica del imperialismo - fundamentalmente de los Estados Unidos - y una instancia de espionaje y control de la información para evitar el estallido social que había comenzado con la revolución cubana y amenazaba expandirse por todo el subcontinente” (en Oteiza, 1992).
Es a partir de 1955 que la sociología crece vertiginosamente, luego de haber estado mínimamente representada como un único curso obligatorio en las facultades de Derecho, Filosofía y Ciencias Económicas. En ese mismo año Gino Germani, un inmigrante italiano que arribó a Buenos Aires allá por 1934, fue designado director del Instituto de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, fundado por Ricardo Levene en 1940, el cual estuvo inactivo durante todo el período peronista.
Pedro Krotsch escribía que el Instituto de Investigación de Sociología pretendía resolver durante la década del ´50 en parte esta problemática legada por la universidad tradicional, a través ahora del aporte de subsidios internacionales en el marco de las nuevas formas de cooperación internacional surgidas en el campo científico luego de la Segunda Guerra Mundial y en cual tuvo creciente importancia la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la que canalizaba junto a Fundaciones privadas los fondos norteamericanos en el marco de lo que se ha denominado la Primera Reforma de carácter exógeno alentada por Estados Unidos en América Latina. Reforma que promovía en otro orden de cosas la incorporación de estructuras académicas de corte anglo-sajón tendientes a reemplazar la preeminencia de la vieja cátedra latinoamericana.
Así se entendería mejor que entre el ´55 y el ´66 se haya generalizado en América Latina la “departamentalización” de origen norteamericano, el cual debía reemplazar a la cátedra como asiento de la docencia y articulador con la investigación y los Institutos. Pedro Krotsch explicaba que este proceso de modernización según un patrón anglo-sajón no cuajó en la Argentina. En primer lugar por la existencia ya entonces de una universidad moderna relativamente precoz y reconocida por su excelencia en la región. Los nuevos patrones organizacionales fueron difíciles de introducir no solamente por el peso del pasado y las tradiciones instituidas sino también por el contradictorio desarrollo de la universidad en ese período que conjugaba modernización disciplinaria e institucional con un proceso de creciente radicalización política que resistía desde nuevas identidades políticas el cambio de las estructuras académicas tradicionales .
Los cargos "full-time" se generalizaron como política recién a partir del 55 en la Argentina y también en el conjunto de América Latina. En la Universidad de Buenos Aires estos cargos eran prácticamente inexistentes. cuestión que fue uno de los objetivos a subsanar durante el breve período de reforma organizacional e innovación disciplinaria que se desarrolló entre 1955 y 1966.
Es en 1957 cuando se abre la licenciatura de sociología de la UBA. En 1959 se abre la de la UCA, y la de sociología y ciencias políticas en la USAL, ambas posibilitadas por el artículo 28 del decreto 6.403 bajo el gobierno de Frondizi que habilitaba la iniciativa privada para crear universidades “libres”.

Para la institucionalización de la actividad de investigación se contó con el apoyo del recién creado Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) (1958) que, en función de una política general de apoyo a la investigación científica, introdujo la novedad de pagar salarios de dedicación exclusiva al personal de investigación del Instituto de Sociología para la profesionalización del trabajo académico. Con la cooperación de profesores extranjeros, provenientes de universidades norteamericanas, francesas y latinoamericanas, se fue desarrollando un programa de investigación empírica.

Al respecto Vessuri sostiene, que la disciplina implantada comenzó con un sesgo caracterizado por la afirmación de la dimensión teórica dominante en el ámbito internacional y el uso de las técnicas profesionales del análisis social de la realidad, a través de datos censales, estadísticos, de opinión y de estratificación social. Y este sesgo, precisamente se debió a que un importante criterio para la elección de los temas fue dado por el hecho de que se trataba de un país en el que la investigación social sistemática había sido descuidada por mucho tiempo y dónde la información demográfica elemental eran insuficiente o, si existía, no había sido analizada, siendo una de las mas urgentes necesidades la de procurar datos y análisis de base.
La ausencia de censos nacionales durante treinta años críticos (1914-1947) podía aparecer como una barrera infranqueable. No obstante, algunos científicos emprendedores e imaginativos comenzaron a mostrar la existencia de datos argentinos hasta entonces desconocidos. En la primera mitad de los años ´60, Germani con las teorías de la modernización y Raúl Prebisch y los economistas de la CEPAL con sus teorías desarrollistas dominaron el campo intelectual, con lo que sería una variante criolla del estructural-funcionalismo. Entre los temas que se investigaron en esa década de ritmo vertiginoso estuvieron el peronismo y, de una manera mas amplia el populismo; el rol de los migrantes internos y las elites disponibles; las migraciones internas; el sistema político y la clase obrera; la marginalidad en América Latina; los empresarios; la clase alta; los sindicatos.

4.3. Gino Germani y la Sociología

La sociología emerge en los años cincuenta como herramienta de medición y descripción de una realidad que ya no era la de 20 años atrás. Como se mencionó anteriormente, durante los dos gobiernos peronistas – el segundo inconcluso por el golpe del 55 – muchas transformaciones se experimentaron, especialmente en Buenos Aires y en el conurbanos bonaerense. La migración interna vivida durante el peronismo se solapaba con las últimas corrientes migratorias de ultramar que escapan de los diversos fascismos europeos. Gino Germani era uno de ellos.
Ana María Tavella nos habla de que Germani llegó a nuestro país con 18 años, trayendo consigo una formación personal polifacética: estudios universitarios en economía, sensibilidad por los problemas sociopolíticos de la posguerra y un pasado socialista antifascista. Las cuestiones sociales de los años 50 y 60 justificaron su preocupación intelectual por estudiar los problemas concretos resumidos en la concentración industrial en las grandes urbes y los consecuentes desequilibrios regionales.
Los clásicos de la sociología mundial (Marx, Durkheim, Weber) refundidos y anulados por la interpretación del sociólogo norteamericano Talcott Parsons con su Teoría de la Acción Social, ofrecía una vía aplicable a la planificación integradora que el desajuste de la sociedad global requería para su continuidad. Esta orientación teórico-empírica, explica Tavella, le ofreció a Gino Germani un atajo en el camino de establecer la correspondencia entre la sociología del conocimiento y la investigación focalizada en los procesos de la estructura social.
Los cambios económicos acelerados y la tecnología de avance se convertían en el objeto de estudio de los cientistas sociales del mundo occidental. Los comportamientos “irracionales tradicionales” (individuales y colectivos) entorpecían el “progreso moderno” y su estudio justificaba la intervención de las ciencias sociales para su respectiva orientación en la planificación racional.
Tavella resalta de Germani su gran conocimiento de los grandes y clásicos pensadores de la teoría sociológica: Marx, Engels, Durkheim, Mannheim y Weber. Coincidía con ellos en la falta de correspondencia entre el desarrollo de las ciencias lógico-matemáticas, las ciencias naturales, la tecnología y la racionalidad incipiente en el estudio de la vida social. Para él, dice Tavella, "eran merecedores de explicación científica los siguientes procesos desconocidos, hasta entonces: el oro de las reservas de posguerra destinado a la industrias argentina y el asistencialismo; el efecto de las políticas carismáticas del sindicalismo peronista; los conflictos ecológico-sociales que generaban las migraciones de países limítrofes y del campo a la ciudad”.
Su formación lógico-matemático y su espíritu indagatorio y su "compromiso para aportar intelectualmente a la solución de los problemas contemporáneos", lo condujeron a buscar respuestas racionales para la consolidación del Estado-nación moderno e integrado a un proyecto progresista.
Tavella, discípula de Germani y perteneciente a la primera línea generacional de investigadores, nos cuenta que el estudio de las estadísticas censales (1947) lo condujo a Germani a responder coherentemente sobre las migraciones de ultramar y el poblamiento Litoral argentino. Las explicaciones que Germani desarrolló acerca de la incorporación de los sectores altos y medios a la estructura de poder aportaron racionalidad al estudio de la estructura social global de esa Argentina.
La postura de Germani se la entiende mejor, siguiendo a Tavella, si se la comprende en su intención de ser una teoría intervencionista (ciencia aplicada) y explicativa del proceso sociodemográfico de las grandes urbes argentinas y latinoamericanas. Su preocupación sociopolítica fue la asincronicidad del cambio que generó la marginación de los sectores sociales, desarticulados con el Estado de posguerra.
Sin dudas, su aporte más significativo y su legado más perdurable fue haber aportado metodológicamente con el cruce de variables, dimensiones y niveles de análisis, al despeje de la complejidad de lo social en el análisis y explicación de los hechos históricos específicos, para su posterior generalización. Con esta contribución, dice Tavella, “Gino Germani unió la teoría y la investigación sociológica en sus correlatos conceptuales y empíricos; salió de la especulación y caminó hacia el oficio de documentar lo sociológico (investigar) en los claustros argentinos".
En términos de praxis, la multi-dimensionalidad del análisis de Gino Germani puede expresarse como sigue:
 El asincronismo del cambio provoca marginalidad (hoy exclusión).
 La lucha por la integración (o ajuste de partes) de la marginalidad se acompaña con actitudes psicosociales de autonomía racional (libertad por acciones electivas)
 La sociedad secular organiza sus instituciones con la efectividad de las acciones sociales colectivas e individuales.
 La racionalidad psicosocial, la libertad electiva de las instituciones y su distribución socio-espacial equilibrada, generan el cambio gradual de la estructura global que se ajusta y modifica planificando la sociedad científico-tecnológica del futuro, en constante proceso de acomodación al progreso funcional.

Los cambios graduales fueron una de las principales preocupaciones de Germani. Para explicar la sociedad argentina, Germani trajo de Harvard un modelo multicausal pluriclasista, de transformación organizacional gradual hacia la racionalización secularizada. El valor agregado de la teoría de la unidad del mundo sociocultural de Germani fue la posibilidad de aplicación, lo que abrió las puertas a la investigación científica de la sociología universitaria.
Germani se apoyó en la teoría de Parsons, Weber y hasta en el bonapartismo de clase de Marx, nos explica Tavella. Así logró realizar un análisis realista estructural que superó al estructural funcionalismo al que se lo asocia, acentuando la dimensión psicosocial de la autonomía de cada sociedad (libertad para elegir los caminos racionales).
Las palabras claves de la sociología de Germani son: metodología científica, teorías generalizadoras con aplicación histórica, modernización, cambio gradual y racional, organización social, morfología social, dimensión psicosocial, integración, ajuste e interdependencia de partes, asincronicidad del cambio, secularización, marginalidad y teoría de la acción.
Tavella vuelve a resaltar de Germani su trabajo, dónde “se traslucen las formas de solidaridad de Durkheim, la racionalidad y la intencionalidad histórica de la acción social de Weber, la interdependencia y funcionalidad de partes generalizadas de Parsons, la distribución espacial de la Escuela de Chicago, la libertad y autonomía de Fromm, el bonapartismo muticlasista del 18 Brumario de Marx, la relación y praxis del alcance medio de Merton.”
La propuesta concreta fue analizar las estadísticas poblacionales (censos, encuestas) con teoría sociológica, para lo cuál creó niveles socio-ocupacionales (NES) de carácter clasificatorio; combinó la dimensión morfológica con la organizacional y la psicosocial, analizando categorías, grupos e instituciones en términos de actitudes colectivas asincrónicas.


4.3.1. Un maestro de oficio

Germani crea en 1957 la primera carrera de sociología en la Argentina aprovechando el viento a favor de una política proclive a la investigación que se venía gestando en ámbitos privados de otras ciencias (bioquímica, biología) y que se consolida, en el área pública, con la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en 1958.
Para Tavella, la importancia de haber llevado a la sociología “a rango de licenciatura universitaria, reside fundamentalmente en hacerla, fundamentalmente un oficio intelectual, un trabajo para la sociedad (…)" Ya que como vimos antes, la sociología argentina se había desarrollado esporádicamente en institutos desaparecidos y en cátedras dentro de las carreras de Filosofía, Derecho e Historia.
Con la creación de la Licenciatura en Sociología, Germani organiza así la investigación del mundo sociocultural para la planificación del futuro autónomo y racional deseado.
Si bien no fue el primero en hacer sociología en la Argentina, Germani si fue el primero metodólogo de esta ciencia en nuestro país. Su esfuerzo de cientificidad condujo a la sociología por el realismo estructural e histórico que derivó en un saber ser (sociólogo) y saber hacer (sociología) propios de una carrera y un oficio (profesión) universitarios.

Los principios marcados a fuego por Germani fueron:

• Nunca describir sn explicar; nunca interpretar sin describir
• Las explicaciones son mutidimensionales
• Las interpretaciones son históricas y documentadas

Los principales logros derivados de Gino Germani son:

• La institucionalización académica de la Sociología en una carrera de grado con carácter de licenciatura (para la investigación)
• La propuesta de la integración social como una forma moral de planificación en libertad
• La interpretación multidimensional de los procesos sociales
• La utilización combinada de relevamientos y estadísticas sociales con la teoría sociológica, en la interpretación de los procesos históricos-sociales.
• La elaboración de indicadores para la aplicación de conceptos complejos a relevamiento de campo (Ej. NES).
• La explicación del cambio gradual en comunidades con cierta integración y ajuste de partes; cuestión de gran utilidad metodológica para el análisis de comunidades actuales; incluidas en sociedades complejas (Ej.: barrios de ciudades)
• La creación de dimensiones de estudio para los distintos niveles de análisis de los procesos sociales.

Las principales críticas a Gino Germani que Tavela aglutinó, son las siguientes:

• No haber explicado el cambio revolucionario
• Haber aplicado una metodología estructural-funcionalista favorable al Estado-nación capitalista
• Sus explicaciones asépticas
• Haber aceptado subsidios de la Fundación Ford y otros organismos internacionales pata llevar a cabo sus investigaciones
• Haber actuado en un período de facto, usufructuando de la libertad universitaria, cuando el movimiento justicialista esta proscrito.
• Su posición desacralizadota que desvalorizó las tradiciones latinoamericanas y argentinas.

Germani supo aprovechar la paradójica libertad académica de los gobiernos post Revolución Libertadora y logró instalar la teoría social con racionalidad científica, avances que durante el gobierno democrático y constitucional precedente no le habían sido permitidos. Como dice Tavella, "fue un maestro de generaciones porque sus seguidores y detractores lo superaron, lo perfeccionaron y lo discutieron".
Sin embargo al final del escrito, la autora y discípula de Germani plantea una crítica y una pregunta que consideramos muy oportuna presentar a los fines de este trabajo. La autora se pregunta por la vigencia actual de Germani y expresa lo siguiente: “Es lamentable que a 50 años de su gran creación educativa, tan pocos estudiantes hayan escuchado hablar sobre él. ¿Será porque fue un verdadero maestro? ¿Será porque sólo un verdadero maestro trasciende en sus alumnos cuando ellos se apropian de los aprendido?"
Desde nuestro lado, tras la reflexión de esta pregunta-crítica surgió la necesidad de reformular el interrogante que la autora realizó, ya que en vez de preguntarse por qué los jóvenes estudiantes no saben o saben poco de los aportes de Gino Germani, consideramos que la pregunta debería focalizar a los mismos docentes investigadores, discípulos de Germani. ¿Los docentes-investigadores, discípulos y no discípulos también de Gino Germani, transmiten los aportes de sus trabajos a sus estudiantes? Difícilmente puedan los estudiantes sentir curiosidad e inquietud por una figura sin una transmisión generacional sobre quién fue y qué significó para la sociología argentina los trabajos y contribuciones de Germani – desde su plano positivo y negativo.
En todo caso, podríamos orientar el foco de atención hacia los sociólogos-docentes y preguntarles, en caso de no enseñar sus contenidos, ¿por qué no lo consideran para la construcción de su programa de estudio?
Esta traslación en el eje de nuestro interrogante nos conduce a indagar los diversos contenidos y programas que las asignaturas actuales de la carrera de sociología de la facultad de ciencias sociales, hoy transmiten a sus estudiantes universitarios, para efectivamente evidenciar el modo y uso que se hace – en el caso que así sucediera- del nombre de Gino Germani.



5. GINO GERMANI, HOY.


Como bien especificamos anteriormente, el interrogante inicial que guió el primer trayecto de este trabajo, estuvo bregado por conocer e indagar los aportes y contribuciones que realizó Gino Germani en un contexto socio-histórico que tuvo como ideología predominante la creencia que el desarrollo económico de la sociedad “subdesarrollada” era posible, para lo cual el conocimiento científica requería adoptar una “estética” modernizante, diagnosticando así las formas “irracionales” y “tradicionales” como obstáculos del progreso técnico.
La investigación y exploración sobre los aportes de Germani, y su respectivo legado en la primera línea de investigadores-docentes, nos llevó a entrevistar a Inés Izaguirre, actual docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales y del Instituto de Investigaciones Gino Germani. El análisis de su testimonio generó una reestructuración del trabajo cuando enfatizó lo que ella recodaba que Germani les había enseñado principalmente: a investigar. Este dato, posibilitó el contraste con la actualidad y generó la inquietud de si actualmente los docentes enseñan a investigar. Echando un vistazo a la presentación de la carrera de Sociología, en su página web , esta expresa que “los principales campos de acción de la sociología son la docencia e investigación académica; la realización de investigaciones, estudios y diagnósticos para el diseño de políticas y programas de organismos públicos y privados". Es decir, la práctica de la investigación es considerada como una de las principales labores profesionales del sociólogo egresado. La investigación como práctica profesional, sería así entonces, uno de los campos mas fundamentales para aquellos que se gradúan de sociólogos.
El planteo que mencionamos anteriormente elaborado por Ana María Tavella, en el cual formula la pregunta y crítica por la escasa inquietud actual de los jóvenes por conocer los aportes de Germani, sumado al mencionado testimonio de Inés Izaguirre, acerca de la investigación, nos generó el siguiente interrogante: ¿por qué si el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, lleva el nombre de Gino Germani, en honor a sus aportes y contribuciones, y es considerado este, por docentes y académicos, como el “padre fundador” de la sociología argentina y latinoamericana, es apenas mencionado en la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires? ¿Es quizás, este silencio un indicio de otro problema a explorar? ¿Existe alguna relación a raíz de esta omisión a los aportes y contribuciones de Germani, entre el campo de la investigación y la docencia? ¿Puede entenderse esta omisión como una brecha entre la investigación y la docencia? ¿A qué podría responder esta omisión de los aportes metodológicos para la investigación y sus contenidos teóricos? ¿Por qué si se lo presenta y conoce como “ícono” de la sociología argentina, sin embargo no se lo enseña? ¿Qué oculta esta “esquizofrénica polarización” entre esta “omnipresencia” y “ausencia”? ¿Remitirá quizás este problema a un vieja y conocida tensión entre conocimiento, educación y poder? ¿Entre producción y reproducción de conocimiento?
Todos estos interrogantes surgieron tras luego de haber indagado y analizado los distintos programas de estudios de todas las materias de la carrera de sociología. Para nuestra sospecha, fueron muy pocas las cátedras que mencionaron de algún modo el nombre o los contenidos y/o aportes de Gino Germani. Y sobre estos “hallazgos” hablaremos a continuación.

La carrera de Sociología consta de 16 materias obligatorias, agrupadas en tres ejes: el histórico, el teórico y el metodológico. Luego, 9 materias opcionales, dividas entre Teoría Sociológicas y Sociología Especiales. Y por último, 200 hrs. de investigación, otorgando los talleres anuales cien horas y los seminarios cuatrimestrales cincuenta horas. A partir de 2009 se comenzó a implementar el seminario de investigación "iniciación a la investigación" para los ingresantes a la carrera. Seminario que antes no existía. Quedando una brecha y separación entre el momento (extenso) de lo “teórico” (23 materias) y de lo “práctico” (las 200 hrs. de investigación).
Ahora bien, de las 16 materias obligatorias cuyas cátedras actualmente publican su programa en la página de Internet de la carrera , nos llamó mucho la atención, y por partida doble, la total omisión en el contenido teórico y bibliográfico del programa de la materia Metodología de la Investigación I, II y III, por un lado, y, por el otro, por ser dictada justamente por una de las principales discípulas de Germani, la Dra. Prof. Ruth Sautú.
Sin embargo, y para nuestra sorpresa, los contenidos teóricos del autor sí se mencionan y se transmiten en la materia obligatoria (eje histórico): Historia Social Argentina, a cargo del Prof. Jose C. Villaroel. El material citado es El surgimiento del Peronismo, el rol de los obreros y de los migrantes internos. El programa estipula como objetivo general: analizar la génesis, evolución y transformaciones de las estructuras sociales y su relación con la organización del sistema político e ideológico. Como vimos en el acápite anterior, y como bien aclara a su vez Horowicz (2007) los nuevos cuadros intelectuales, entre ellos Germani, estaban obsesionados con poder “leer” las marcadas y notorias transformaciones estructurales de la sociedad argentina de entonces. La cuestión de la migración interna y los factores “objetivos” de los cambios en la estructural social junto a los aspectos subjetivos de clase, fueron temas primordialmente abordados por Germani. Aparentemente, éste es mas recordado en la Facultad por las materias históricas que por las metodológicas.
Sin embargo, esta generalización debería relativizarse cuando encontramos bajo la misma materia, pero a cargo de otro titular, en este caso, el Dr. Fortunato Mallimacci, que a pesar de distinguir en su programa 2007, que es el que está actualmente publicado, los 50 años de la carrera de Sociología, este no menciona ni distingue los aportes de Gino Germani al nacimiento de la carrera de Sociología, fundada por él en 1957.
En cambio, la materia Sociología General, a cargo de flamante ex Director de la Carrera de Sociología, pero aún Profesor, Lucas Rubinich, sí menciona a Gino Germani cuando interpela, en su programa 2003, la importancia de la Sociología como práctica crítica, para intentar una reflexión histórica de la disciplina en nuestro país y con la comunidad internacional, "(...) ubicándola en un espacio cultural más amplio, que el exclusivamente académico. Y este movimiento implique, entre otras cosas, despegar los debates de la impronta que le dieron las generaciones que participaron de la refundación modernizador encabezada por Gino Germani (tanto los que participaron como defensores o cuestionadores de la nueva fe).” Y, termina rematando en el mismo párrafo que “(…) despegar el debate de esta impronta permitirá identificar problemas y reubicar los debates residuales para encontrar que hay en ellos de debates teóricos y qué de luchas de pequeñas corporaciones profesionales”.
De las 16 materias, y de las 39 cátedras, solo 1 menciona y enseña algunos de los conceptos elaborados de Germani. Ninguna materia de Metodología, al margen de quién sea su docente a cargo, enseña o menciona algún trabajo de investigación diseñado por Germani. Ni siquiera se lo menciona como “antecedente histórico de la investigación sociológica”, ni como “sistematización de datos”.
Pasando a las materias optativas, y en particular, a las teorías sociológicas, solo encontramos que la teoría, a cargo de la Prof. Ana Wortman, Sociología Contemporánea: Individuo y sociedad de consumo, presenta en la introducción de su programa de estudios, 2007, la mención a Germani en partida doble: como Instituto de Investigación, desde su aspecto explícito, y desde su aspecto implícito. Es decir, como aquello por lo que Gino Germani trabajaba - que los contenidos transferidos por los docentes sean aquellos frutos obtenidos de la práctica empírica de investigación.
Además, encontramos en este programa una manifestación cercana al “espíritu” germaniano en su búsqueda por la profesionalización de la investigación, a decir: que los contenidos enseñados por los docentes investigadores sean además un fiel reflejo de la articulación necesaria entre docencia e investigación, permitiendo así, como bien dice Wortman en su introducción, "(....) actualizar y renovar el pensamiento sociológico a la luz del trabajo empírico."
De los seminarios y talleres de investigación, detectamos que de un total de 39 seminarios y 8 talleres, solo 2 seminarios y 1 taller cita algún trabajo teórico de Gini Germani. El primero, es el actual seminario para el cual este trabajo está siendo formulado: El desarrollo como Ideología y como Práctica, Argentina 1959-1997, a cargo del Prof. Ricardo Aronskind. Este seminario persigue como objetivo general, “investigar la trayectoria de un proyecto económico y social que surgió con énfasis a fines de la década del `50, y que por su vastedad y repercusión excedió los límites de un período electoral o de un determinado partido político”. Para dicho objetivo consideran relevante que los alumnos lean el trabajo, entre otros, de Germani, Política y sociedad en una época de transición, de 1965.
El otro seminario es el de Sociedad y Religión a cargo del Prof. Dr. Floreal Forni. En la introducción del programa se menciona que “la pluralización cultural de [las] sociedades actuales ha generado un interés por aquellas expresiones de religiosidad”. Por lo tanto, el seminario pretende, “brindar elementos teóricos para el análisis e interpretación de los fenómenos religiosos a través de la lectura de algunos clásicos de la Sociología de la Religión y de nuevos aportes teóricos que den cuenta de las transformaciones del campo religioso, de los nuevos actores que los componen, y de los sentidos diversos que estos imprimen a sus prácticas”. El capítulo “Descripción típico-ideal entre la sociedad preindustrial rural y la sociedad industrial urbana”, del libro De la sociedad tradicional a la sociedad de masas de 1965, compilado por Gino Germani y Jorge Graciarena, es citado en el aparato de bibliografía general sobre religión, secularización, religiosidad popular y pluralidad religiosa, siendo este, explícitamente optativa.
El único taller que incorpora en su bibliografía un importante escrito del mencionado autor, es el taller de Investigación de Cambio Social a cargo del Prof. Juan Carlos Marín Menchaca. En el programa curricular se expresa que los objetivos del taller es focalizar "sus experiencias primarias de investigación en la temática del conocimiento del como se produce el ámbito de los social, en distintas escalas de análisis”. El énfasis “tecnológico” investigativo está puesto en los siguientes tres puntos:
a. desarrollar en los alumnos un desempeño que los lleve a construir una tecnología de la observación, y de su registro, en forma sistemática;
b. intentando que la aplicación de la misma les permita obtener un tipo de experiencia fuertemente empírica, a partir de la cual logren crear un campo de generalizaciones empíricas y/o experimentales;
c. avanzando hacia la explicitación y pertinencia de los criterios de comprobación teórica que cada estudiante haya involucrado y comprometido en la acción de su práctica investigativa.

Para estos objetivos se despliegan una batería de autores e ideas, aglutinados en la bibliografía “principalmente comprometida en el desarrollo del Taller". Bajo el rótulo "La Teoría Social" dentro del aparato de Contenidos Mínimos o Programa se cita la obra de Gino Germani (1986) La Estructura Social de la Argentina, una de sus obras mas reconocidas por el gran esfuerzo desempeñado por sistematizar el gran caudal de información del censo de 1947.

La segunda forma de agrupación que encontramos para seleccionar aquellos usos del nombre Germani es aquella en la que se menciona al autor solo a modo de título, es decir, no ya como autor, sino como “objeto”. Dentro de esta categoría, dos son los seminarios que mencionan de este modo a Germani. El primero, el seminario de Trabajo y Trabajadores/as en el agro argentino, a cargo de la Titular, Mg. Susana Teresa Aparicio. Aquí el nombre de Germani aparece como Bibliografía optativa bajo el título: Aparicio, Susana; Giarracca, Norma y Teubal, Miguel (1992), Las transformaciones en la agricultura: El impacto sobre los sectores sociales, en Sautú, R. y Jorrat, J. (comp.), Después de Germani. Exploraciones sobre la estructura social agraria, Buenos Aires, Piados.

El objetivo general del seminario, según lo explicitado en el programa se divide en tres aspectos:

 Dotar a los y las estudiantes de los elementos teóricos esenciales para el estudio de problemas relativos al empleo en el medio rural desde la perspectiva sociológica.
 Transferir un estilo de investigación centrado en la construcción de estrategias teórico-metodológicas en donde las discusiones teóricas (incluyendo los aportes de los “clásicos”), son guías orientadoras para la formulación de problemas conceptuales a ser abordados en la investigación de base empírica .
 Introducir al uso de diferentes metodologías adecuadas para la investigación de aspectos relativos al empleo rural, y ejercitar a los y las estudiantes en las actividades de producción, relevamiento, procesamiento y análisis de datos empíricos.

El segundo seminario es el que está a cargo, otra vez, del ex Director de la Carrera de Sociología, y Profesor Lucas Rubinich. El seminario se llama Sociología de la Cultura II – Sociología de los Intelectuales y reviste el siguiente objetivo general: “(…) proporcionar herramientas para el análisis de los intelectuales; de sus agrupamientos formales e informales, de sus instituciones y sus productos. Atendiendo a sus lógicas particulares y a cómo éstas se relacionan con otras esferas de la sociedad”.
El material que hace mención a Germani como objeto de estudio es aquel escrito por su hija bajo el género biográfico: Germani, Ana (2004) Gino Germani. Buenos Aires: Taurus bajo el apartado Bibliografía complementaria sobre intelectuales en Argentina y el Cono Sur.

La tercera y última forma de agrupación sobre los usos del nombre de Germani, es aquella en que el autor, sociólogo e investigador es mencionado en calidad de “Instituto de Investigaciones”. Del total de los programas revisados, solo seminarios hacen uso del nombre Germani como Instituto de Investigación. Y del total de los talleres, dos lo mencionan como tal. Veamos a continuación cómo lo implementan.
El primero, el seminario de Discriminación y prejuicio hacia el migrante externo: imágenes y discursos, a cargo del Prof. Mag. Néstor Cohen, tiene como objetivo ”realizar una práctica de investigación, entendida como un proceso dialéctico teórico-empírico donde ambas instancias se van modificando y construyendo mutuamente, de manera tal que permita al estudiante tener una experiencia más totalizadora del proceso de investigación”.
El nombre de Germani aparece bajo la sección de Metodología de la Enseñanza, en referencia al Instituto de Investigaciones. En ésta se explicita que las primeras semanas de clases serán dedicadas a la construcción del marco conceptual dentro del cual se desarrollará el seminario. Luego, en las siguientes semanas, se dedicarán a la práctica de investigación, planteada en los objetivos del programa. El nombre de Germani aparece, como dijimos, como Instituto de Investigación y también con la idea de articular docencia e investigación; la tarea del seminario y el desarrollo de la investigación que lleva a cabo el equipo docente de la misma cátedra.

El segundo seminario que menciona a Germani solo como Instituto de Investigaciones, es el flamante seminario que se dicta a los recién iniciados en la carrera. El seminario de iniciación a la investigación social para estudiantes recién ingresantes a la carrera de Sociología, a cargo de la Prof. Dra. Edna Muleras. El presente seminario persigue unas metas pedagógicas que plantean la necesidad de fortalecer en la formación intelectual del sociólogo la impronta del carácter como investigador. A tales efectos “se introduce a los ingresantes en la práctica de investigación científica en el campo de las ciencias sociales, desde los primeros momento de la formación de grado, generando condiciones materiales que posibiliten articular el aprendizaje de los marcos conceptuales y metodológicos de las diversas escuelas y teorías sociales con la práctica de investigación científica, teniendo en cuenta que se trata de un proceso a ser desarrollado gradual y progresivamente, con mayor nivel de complejidad, en el transcurso de toda la carrera, en distintas etapas formativas”.
La mención a Germani como Instituto de Investigaciones surge en el programa cuando fundamentan que "las ejemplificaciones temáticas sobre las que los estudiantes realizarán sus experiencias primarias de investigación surgen de las líneas de trabajo que el equipo docente aborda en el ámbito de la investigación social. Actualmente, en el período 2008/2010 llevamos adelante el Proyecto UBACYT (S451), con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Hacia una Pedagogía de la Desobediencia a la inhumanidad del orden social. La construcción de una reflexión para la acción.
El siguiente seminario es el de Métodos de Investigación en historia urbana, a cargo de la Prof. Arq. Celia Guevara, cuyos "objetivo primordial es el aprendizaje de los métodos de investigación, en este caso en Historia y dentro de temas urbanos. Entre los objetivos se encuentra también el manejo de los elementos urbanos y su comprensión. Los estudiantes llevan a cabo trabajos de campo, que incluyen etapas de recolección e interpretación de datos (encuestas, entrevistas) y sobre todo el reconocimiento e interpretación de un plano urbano. El proyecto de trabajo en equipo se relaciona con la creación de una sociedad ideal y su implementación una forma simple, lo cual estimula al estudiante para realizar la revisión de lo aprendido en otras asignaturas."
El nombre de Germani como Instituto de Investigaciones aparece cuando en el programa se especifica, dentro de la sección Metodología de la Enseñanza, y dentro de este, en Formas Docentes, bajo Mecánica, que “al mismo tiempo (que se comienza por implementar lecturas individuales y grupales, discusiones colectivas y se presentan breves monografías individuales de crítica, como trabajo de la primera etapa) se recogerán en el trabajo de campo, datos para el trabajo de proyecto. Este ejercicio se tratará como sociedad ideal y no utópica. Se tomará el barrio de La Boca, como "topos" dado que centro de los estudios barriales llevado a cabo en los UBACyT, en el Instituto Gino Germani y en el Seminario es el barrio al que hemos dedicado mayor tiempo de investigación". Además, el Profesor Titular a cargo del seminario aclara que el equipo de investigación que colabora en su proyecto en el Instituto Gino Germani, colabora en el dictado del Seminario.

El cuarto y último seminario, es el de Pobreza, hábitat y gestión ambiental, a cargo del Prof. Lic. Ernesto Pastrana, en colaboración con Héctor Sejenovich. El objetivo general de la asignatura reside en: “orientar, capacitar y apoyar a los alumnos en el diseño y elaboración de todas las etapas de un proyecto de investigación, con alguna forma de contrastación con la realidad. El tema específico del proyecto será elegido por cada alumno o grupo de ellos, pero deberá enmarcarse dentro de una de las cuatro áreas temáticas propuestas por la cátedra, a saber: pobreza, movimientos sociales, hábitat y medio ambiente”.
El caso de este seminario difiere a los otros tres en que si bien el nombre de Germani aparece como Instituto de Investigaciones, también aparece como editorial, junto a las publicaciones del CBC, ambas como co-editoras. El artículo, RODRIGUEZ, C. (1997): “Organizaciones de ocupantes de edificios en Capital Federal: la trama poco visible de una ciudad negada”. En HERZER, H. (comp.): Postales Urbanas del Final del Milenio. Una construcción de Muchos. Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Gino Germani-CBC.
Y por último, dos talleres que mencionan en sus programas el nombre de Germani solo como sede del Instituto de Investigaciones Científicas. Uno de ellos, es el Taller de Exclusión Social, Nuevos Padecimientos y Procesos Sociales de Trabajo (970) a cargo del Prof. Alberto L. Bialakowsky y que tiene por objetivo investigar, dentro de los procesos sociales de exclusión, los procesos sociales de trabajo de las instituciones públicas que intervienen en esta dinámica de desagregación de la clase trabajadora. Dentro de este mismo punto, en fundamentos y objetivos, se hace referencia a Gino Germani como sede del Instituto de Investigaciones en dónde se desarrolla el trabajo de investigación del presente taller dentro del marco del Proyecto de Investigación UBACyT .
El segundo y último taller, el de Investigación de Sociología Histórica de América Latina, a cargo del Prof. Dr. Waldo Ansaldi, tiene como objetivo la aproximación y formación teórico-práctica en sociología histórica y la generación de nuevos conocimientos y recursos que posibiliten la articulación de docencia e investigación en la problemática de las sociedades latinoamericanas. El nombre de Gino Germani aparece aquí pero como página web de la sede del instituto de Investigaciones en dónde se publica y difunde la Revista Electrónica de Estudio Latinoamericanos E-l@tina de la UDISHAL (Unidad de Docencia e Investigación Sociohistóricas de América Latina).


6. CONSIDERACIONES FINALES

El recorrido que aquí hemos presentado nos ha permitido comprender cómo se inscribió la emergencia de la sociología en su versión científica dentro del proyecto político económico desarrollista que mantuvo como ideología la necesidad de generar un cuadro de funcionarios públicos altamente calificados que posibilitaran la puesta en marcha de dicho programa. El fomento a la ciencia y a la investigación fueron políticas fundamentales para el funcionamiento de un proyecto que buscó quitar del "subdesarrollo" a una nación "atrasada". La clave, como vimos, fue la industrialización de la producción, en el cual el Estado ocupó un rol central, en especial para la asignación de inversiones.
Las ciencias sociales no quedaron excluidas de este proceso, ya que su emergencia y fuerte impulso tuvo como fundamento la descripción y medición de los grandes cambios acaecidos durantes los años peronistas. La sociología propuesta por Germani se concentró en la descripción sistemática de la Argentina como estructura social. Y en la descripción de los elementos "irracionales" y "tradicionales" que obstaculizaban - lo que en ese momento se consideraba como desarrollo – la industrialización y tecnificación de la producción capitalista burguesa.
No podemos dejar de reconocer las bases sobre las cuales emergió la carrera de sociología; bajo un régimen débilmente constitucional y democrático y dentro de una sociedad cuya adhesión partidaria mayoritaria era perseguida y prohibida.
Sin embargo y para nuestra memoria disciplinaria, Gino Germani fue un hombre importante. Si no, no se comprendería por qué el instituto de Investigaciones lleva su nombre. Pero a este respecto, hemos notado, como estudiantes de sociología, un gran silencio en torno a la figura de Germani. Es desde esta propia experiencia que nos interesamos por conocer sus aportes y producciones, y en el transcurso del recorrido, pudimos volver a mirar nuestro presente, y preguntarnos sobre la vigencia y actualidad de Germani dentro de la Facultad de Ciencias Sociales.
No es sino mediante un interrogante final con el cual decidimos capitular este trabajo, ya que consideramos que queda mucho por rastrear en nuestro presente, si es que la preocupación central es el mejoramiento de las condiciones objetivas y subjetivas de la enseñanza y aprendizaje de la investigación sociológica. ¿Qué es lo que hay detrás de este silencio y omisión en torno a la figura de Gino Germani?



7. BIBLIOGRAFÍA

o Bustelo, Pablo (1998): Teorías Contemporáneas del Desarrollo Económico. Capítulos 9, 10, 11, 12 y 15. Editorial Síntesis. Madrid.
o Horowicz, Alejandro (2007): “Sociología, 50 años en el ojo de la tormenta nacional”. Revista Argentina de Sociología Año 5 N° 9 – ISSN 1667-9261, pp. 136-152
o Pigna, Felipe (2007): “Frondizi Presidente (1958-1962)” en Lo pasado pensado: Entrevistas con la historia argentina (1955-1983). Editorial Planeta. Buenos Aires. Argentina.
o Prebisch, Raúl (1993): El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas. Obras, 1919-1949. Tomo IV. Editorial Fundación Raúl Prebisch. Buenos Aires, Argentina.
o Oteiza, Enrique (1992): La política de investigación científica y tecnológica argentina: historia y perspectivas. Bibliotecas universitarias. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, Argentina.
o Krotsch, Pedro (s/f): “El Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires”. Publicado en la página web http://www.iigg.fsoc.uba.ar/dossier_iigg.htm del Instituto de Investigaciones Gino Germani.
o Vessuri, Hebe M. C.: (1992): “Las ciencias sociales en la Argentina: diagnóstico y perspectivas” en Oteiza, Enrique (1992): La política de investigación científica y tecnológica argentina: historia y perspectivas. Bibliotecas universitarias. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, Argentina.
o Myers, Jorge (1992): “Antecedentes de la conformación del Complejo Científico Tecnológico, 1850-1958” en Oteiza, Enrique (1992): La política de investigación científica y tecnológica argentina: historia y perspectivas. Bibliotecas universitarias. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, Argentina.
o Tavella, Ana María (2007): “Gino Germani: el oficio del sociólogo en la Argentina”. Publicado en la página web http://www.iigg.fsoc.uba.ar/germani.htm del Instituto de Investigaciones Gino Germani, en conmemoración de los 50 años de la creación de la Licenciatura en Sociología.

Links citados:
 Facultad de Ciencias Sociales – UBA: http://fsoc.uba.ar/?page_id=256
 Carrera de Sociología - Programas: http://sociologia.fsoc.uba.ar/programas.htm#5
 Instituto de Investigaciones Gino Germani – Dossier: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/dossier_iigg.htm
 Instituto de Investigaciones Gino Germani – Gino Germani: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/germani.htm




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