jueves, 13 de enero de 2011

Trabajo de Investigación: Embarazo y maternidad en la adolescencia.

Un estudio sobre comportamientos sexuales y reproductivos intergeneracionales en adolescentes de sectores populares urbanos.

* Titular y equipo de la Cátedra: Susana Checa, Elsa Schvarztman y Cristina Erbaro.
* Título del trabajo: Trabajo Final Seminario
* Nombre/s y apellido/s del/la (s) alumna/o (s) : Jacqueline M. Rajmanovich


1) Encuadre la problemática del embarazo, aborto y maternidad adolescente en el contexto nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, a partir del análisis de datos secundarios.


Plantear la problemática de embarazo, aborto y maternidad adolescente en el contexto nacional y en la ciudad de Buenos Aires implica previamente explicitar el enfoque que adoptamos. Comprendemos que la problemática en cuestión requiere entenderla en su multi-dimensionalidad. Y para este objetivo nos apoyamos en los autores Stern y García , Susana Checa y Ariel Adaszko , al proponer revisar y actualizar los enfoques tradicionales sobre la problemática. Su propuesta es complejizar la mirada y por consiguiente la comprensión de este problema; revisar los tradicionales enfoques de la medicina, demografía, epidemiología y la psicología social y plantear elementos que posibiliten una perspectiva emergente. Comencemos, pues, analizando los datos censales respectivos a la población.


1. LA ADOLESCENCIA, UN PRIMER ABORDAJE HISTÓRICO-METODOLÓGICO.

Una perspectiva multidisciplinar permite considerar a la adolescencia como una etapa del ciclo vital de las personas caracterizada por complejos y multifacéticos aspectos en que la sexualidad se constituye como uno de los principales ejes conformadores de la identidad. No solo la sexualidad adolescente está fuertemente influenciada por los notorios cambios corporales producto de las transformaciones hormonales, sino por pautas culturales que inciden en la constitución de identidad de varones y mujeres.
Si bien, la presente consigna no pide abordar la temática sexualidad, estrictamente, no podemos dejar de mencionarla si nuestro objetivo es encuadrar la cuestión de embarazo, aborto y maternidad adolescente dentro del contexto nacional y de la ciudad de Buenos Aires.
No siempre ha existido la adolescencia para nuestras sociedades. No siempre esta etapa de nuestro ciclo vital ha sido definida e identificada como adolescencia. El modo social de vivir diferencia etapas de nuestro ciclo vital, las cuáles están asociadas con el modo de producir de nuestras sociedades. La adolescencia y el desarrollo del capitalismo tienen un mucho en común, especialmente en su fase expansiva – con el desarrollo de la industrialización - desde fines del siglo XIX. El desarrollo del capitalismo implicó profundas y notorias transformaciones dentro de la dinámica familiar. La organización familiar que anteriormente funcionó como unidad productiva, se transformó en el hogar burgués, nucleo re-productivo de las fuerza trabajadoras del capitalismo. Una separación crucial sucedió y fue construyéndose un espacio público y privado. El trabajo se extradomesticó y se convirtió en una cosa privada de asunto público. Los varones tomaron distancia de la organización doméstica y cotidiana al irse afuera a trabajar. La fase expansiva del capitalismo requería como elemento de desarrollo, conocimiento para la producción. La escolarización de segundo ciclo, la secundaria, es la institución que hace posible la enunciación del sujeto adolescente. La adolescencia, prolongación de la niñez y retraso de la adultez, comienza a existir en tanto el proceso de industrialización exige y norma al sistema escolar como obligatorio.

2. POBLACIÓN ADOLESCENTE

El cuadro 1 del anexo permite visualizar el porcentaje de niños y adolescentes según la población total urbana, según el censo de 2001. Allí podemos ver que la población urbana de niños y adolescentes representan el 31,8% de un total de 28 aglomerados urbanos de la Argentina. Casi un tercio de la población de un total de 28 aglomerados urbanos, solamente, son niños y adolescentes. En la Ciudad de Buenos el 30,3% de la población porteña son niños y adolescentes.

2.1. POBLACIÓN CON NBI Y ADOLESCENCIA

Las condiciones materiales de existencia y reproducción son fundamentales para comprender la plataforma social sobre la que emerge la cuestión del embarazo, maternidad y aborto en las mujeres adolescente en nuestro país.
El 50,2% del total de los hogares a nivel nacional tienen NBI . No menos resulta el porcentaje de hogares con estas características en la ciudad de Buenos Aires. El 36% de los hogares porteños cuenta con NBI. Si estimamos los hogares con niños y adolescentes de 5 y 17 años, estos alcanzan el 24,2% del total de los hogares. Mientras que a nivel nacional los porcentajes son mas altos. Los hogares con NBI representan el 33,7%. Los hogares mas afectados son los de Chaco, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán, Formosa, Catamarca, Misiones y Corrientes.
A la hora de indagar sobre la población de niños y adolescentes afectados por la línea de pobreza e indigencia, los números se agudizan. Para la región metropolitana, el 45,9% de niños y adolescentes reside por debajo de la línea de pobreza, mientras que aquellos por debajo de la línea de indigencia alcanzan 51,9%. Del porcentaje de niños y adolescentes que viven con sus necesidades básicas insatisfechas, encontramos que 70,6% de ellos vive en condiciones de hacinamiento crítico.

2.2. EDUCACIÓN, TRABAJO Y GÉNERO EN LA POBLACIÓN ADOLESCENTE

Compartimos del enfoque de Susana Checa y el de Stern y García que ambos señalan como “causa” del embarazo temprano y de sus consecuencias negativas al contexto de pobreza y de falta de oportunidades y no al revés.
El 4,4% de la población total de adolescentes de 13 no asiste al colegio. El porcentaje aumenta proporcionalmente a medida que la edad se incrementa. El 8,1% del total de adolescentes de 14 años no asiste. El porcentaje se triplica cuando observamos los adolescentes de 17 años. Estos alcanzan el 27,6%.
El porcentaje de adolescentes que no asiste a un establecimiento educativo en la Ciudad de Buenos es menor. Solo el 1,3% de los adolescentes de 13 años no asiste a la escuela. Cifra que casi se triplica con los adolescentes de 14 años, y vuelve a duplicarse con los de 17 años.
A la hora de indagar sobre las oportunidades laborales para los segmentos etáreos más jóvenes, encontramos que estos son el grupo etáreo más afectado por el desempleo. El cuadro 7 permite leer que son los jóvenes entre 19 y 24 años de edad los más afectadas por la falta de empleo. La tasa de desempleo para esta franja etárea es de 12,6%, mientras que para aquellos entre 25 y 34 años, tan solo del 5%. Estos porcentajes ponen de manifiesto las desiguales oportunidades para los más jóvenes. Sin embargo, si desagregamos esta población etárea entre mujeres y varones, podemos notar que son incluso las mujeres las más afectadas. Del total de la población desempleada en la ciudad de Buenos Aires, el 7,4% son mujeres.
Las oportunidades laborales están vinculadas a los conocimientos adquiridos. Finalizar el secundario es un umbral fundamental para el mundo laboral. El cuadro 8 del anexo indica como se comporta el desempleo frente al nivel de instrucción alcanzado.
En la ciudad de Buenos Aires 6,6% de los adolescentes entre los 15 y 18 años trabaja ni estudia. Cifra que se duplica en los de 19 a 24 años.
Desde la perspectiva de género podemos diferenciar al desempleo, ya que no afecta en iguales términos a hombres y mujeres. En la Argentina, en el año 1991, las mujeres con una educación media representaron el 7,8% del total de los desocupados de todos los aglomerados urbanos. Mientras que en el 2001 esta cifra alcanzó el 21,6%. El porcentaje de mujeres subempleadas con niveles educativos medios pasaron de representar el 13,6% al 26,8% 2001. Estos números y porcentajes son plataformas objetivas y estructurales sobre las cuales debemos apoyar el abordaje de la problemática del embarazo, maternidad y aborto adolescente.

2.3. SALUD Y GÉNERO EN LA POBLACIÓN ADOLESCENTE

Dos posibles opciones aparecen cuando las mujeres adolescentes deben decidir qué hacer tras luego de haberse enterado de que estaban embarazadas. La maternidad precoz y el aborto ilegal. Dos modos muy diferentes de significar realidad.
La salud de las mujeres no es la misma que la de los varones. Así tampoco las enfermedades. La salud de las mujeres, el bienestar psi-bio-corporal, depende mucho de cómo que se lleve a la acción prácticas sexuales y reproductivas, pero así también de los accesos y frecuencias al sistema de salud. La población nacional de niños y adolescentes de 0 a 14 años que no cuenta con cobertura de obra social, ni plan médico o mutual es del 55,55% de los varones y 55,7% de las mujeres. Para las provincias del Chaco 72,4%, Formosa 71%, y Santiago del Estero 70,5%. En la ciudad de Buenos Aires, los porcentajes son por debajo de la media nacional. Un 26,2% del total de la población no tiene ningún tipo de cobertura social Y 32,2 % de los niños y adolescentes de 0 a 14 años. Esto significa que 2.776.138 de porteños tiene un acceso precario y excluyente de los servicios médicos y asistenciales.
Implementando una perspectiva de género se puede detectar un incremento de la cantidad de embarazadas que fallecen por defunción materna en alguna fase de la gestación. Muchas mujeres en el mundo y a lo largo de la historia han fallecido gestando. Sin embargo el número de ellas sigue en ascenso ya que menos niños nacen en la actualidad. En la Argentina durante el año 2005 un total de 712.220 niños nacieron vivos, mientras que 279 mujeres murieron por causas maternas. En el año 2006 696.451 niños nacieron y 333 mujeres murieron. Las adolescentes son las que mas aumentaron.
En la ciudad de Buenos Aires, a diferencia, es el distrito con menor porcentaje de mujeres adolescentes menores de 15 años que dieron a luz. El nivel de instrucción y el acceso a la información son factores que influyen en los índices de natalidad de las porteñas. El 66,5% de las mujeres que fueron madres durante el 2006 habían completado el secundario o polimodal. A nivel nacional esta relación se modifica y disminuye al 41%. Y más aún así en las provincias de Chaco, Formosa y Misiones que desciende al 25%.


1) Desarrolle un breve trabajo de integración de los materiales teóricos contenidos en los Módulos III y IV.


1. GÉNERO COMO CATEGORÍA DE ANÁLISIS Y PERSPECTIVA

El género como categoría de análisis permite señalar la construcción social y cultural de lo femenino y lo masculino. Estos se construyen simbólicamente como referentes sociales y culturales. Son complementarias, excluyentes y desiguales, porque las funciones de cada cual requieren imperiosamente de su otra “mitad”; excluyentes porque los atributos asignados en cada caso no son deseables en el otro, y desiguales porque las características masculinas se colocan en una posición de superioridad y predominancia con respecto a las femeninas.
Asimismo el género como categoría de análisis permite detectar la construcción simbólica mediante la asignación de atributos asignados en base al sexo. Permite describir como el sujeto se hace en el mundo, mediante sus actividades y creaciones. El género es una categoría relacional que busca explicar una construcción de un tipo de diferencia entre los seres humanos. Para Marta Lamas la categoría de género es el cimiento conceptual que permite preguntarse, ¿cuál es la verdadera diferencia entre los cuerpos sexuados y los seres socialmente construidos? La categoría de género puede resultar y, efectivamente resulta amenazante para el pensamiento religioso fundamentalista porque pone en cuestión la idea de “lo natural” y señala que es la simbolización cultural, y no la biología, la que establece las prescripciones relativas a lo que es “propio” de cada sexo. En cuanto al género como perspectiva, esta se aleja de las argumentaciones funcionalistas y deterministas, ya que busca explicar la acción humana en tanto un producto construido con base en un sentido subjetivo.

1.1. GÉNERO COMO IDEOLOGÍA DE DOMINACIÓN Y SUBORDINACIÓN

Sin embargo para Marta Lamas el género no solo es una categoría de análisis; es un orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad, la cual es a su vez definida y significada históricamente por el orden genérico. La organización social genérica es el resultante de establecer el sexo como marca para asignar a cada quien actividades, funciones, relaciones y poderes específicos, es decir, géneros. Es la dimensión social basada en la sexualidad. Y el patriarcado en tanto orden social genérico del poder, es un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Mediante este orden se asegura la supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la interiorización previa de las mujeres y de lo femenino. Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres. El orden político de dominación patriarcal construye genéricamente a los hombres como seres completos, limitados, superiores a las mujeres, como seres que concretan el bien, la razón y la verdad, conductores de sí mismos, de las mujeres y del mundo. Los hombres como género tienen asegurado el dominio en el mundo y las mujeres como género tienen asignado el cautiverio. Y en el centro de la organización genérica del mundo, como sistema de poder basado en el sexo, se encuentra el cuerpo subjetivado. Cada orden de género desarrolla su particular política corporal destinada a crear los cuerpos que requiere: son cuerpos históricamente construidos. (Lamas, 1997)
La mujer se erige sobre la expropiación de su cuerpo femenino. La subjetividad de cada mujer marcada por dicha expropiación produce en ella la necesidad, el inconsciente e imperativo deseo de ser-para-los-otros. La vida de las mujeres adquiere sentido siempre y cuando haya vínculos con otros y cada mujer puede trabajar, sentir, pensar para los otros. En el centro de la vida de cada mujer no se encuentra su Yo, ahí están asentados los otros. Este es el núcleo firme del cautiverio y fundamento de la ausencia de libertad genérica de las mujeres. La mujer es cuerpo-naturaleza. El poder de dominio de los hombres y de las instituciones sobre las mujeres legitima en las mentalidades, al ubicar el cuerpo histórico femenino en la naturaleza y luego reducirlas a ese cuerpo maniqueo. Cada mujer debe ser cuerpo-viviente-para-otros. Y para aquellas mujeres que no cumplen con sus deberes de género está la exclusión, el rechazo, la desvalorización, el daño y el castigo institucional y personal. Por eso las transgresiones de las mujeres se expresan en el cuerpo, en sus funciones y en la relaciones, en su sexualidad, y desde luego en el poder .
Para Pilar Calveiro el género también lo entiende como una relación de poder, ya que las identidades de género son relaciones de poder entre hombres y mujeres. Si bien ambas identidades se reformulan de manera constante, lo hacen mediante un parámetro que reproduce la desigualdad entre hombre y mujeres y que se articula con otras relaciones sociales de poder. Para que la diferencia sexual desemboque en desigualdad social entre hombres y mujeres, debe mediar un ejercicio de poder sobre estas últimas, con todos sus componentes: coerción y consenso, imposición e internalización; norma, castigo, control y normalización.
Las redes de relaciones de poder son redes en donde los sujetos juegan de diversos modos, como sujetos de poder o como sujetos resistente. En estas el mismo sujeto puede actuar de manera diferente y recurrir a estrategias de dominio o de resistencia según ocupe la posición del poder o la de sumisión. (Calveiro, 2005)
Pierre Bourdieu también analiza el mismo fenómeno, pero lo define como dominación simbólica de lo masculino y utiliza la paradoja de la doxa para ejemplificarlo . Esta forma de dominación ejerce una violencia simbólica mediante la comunicación y conocimiento, o mejor dicho, desconocimiento del reconocimiento o del sentimiento. Y el hecho de que estemos incluidos como hombres y mujeres en el objeto que tanto nos esforzamos por delimitar incluye la incorporación de esquemas inconscientes de percepción y de apreciación de las estructuras históricas del orden masculino. La relación sexual aparece como una relación social de dominación a través del principio de división entre lo masculino, como activo, y lo femenino, como lo pasivo, y este principio en tanto crea, organiza, expresa, dirige el deseo masculino como deseo de posesión, como dominación erótica, y el deseo femenino como deseo de la dominación masculina, como subordinación erotizada.
La paradoja de la doxa utiliza como metáfora consiste en las diferencias visibles entre el cuerpo femenino y el cuerpo masculino. Estas al ser percibidas y construidas de acuerdo con los esquemas prácticos de la visión androcéntrica, se convierten en el garante más indiscutible de significaciones y de valores que concuerdan con los principios de esta visión del mundo. La violencia simbólica se instituye a través de la adhesión dóxica que el dominado se siente obligado a conceder al dominador cuando no dispone para imaginarla o para imaginarse a sí mismo o, mejor dicho, para imaginar la relación que tiene con él, de otro instrumento de conocimiento que aquel que comparte con el dominador y que, al no ser mas que la forma asimilada de la relación de dominación, hace que esa relación parezca natural. Por ejemplo la moral femenina se ejerce mediante una disciplina que concierne a todas las partes del cuerpo y naturaliza así un tipo de ética que se traduce en un confinamiento simbólico de lo femenino.


1.2. EL TRAVESTISMO BIOLÓGICO DE LO CULTURAL

“(..)lo que llamamos una esencia…es una opción cultural reforzada que se ha disfrazado de verdad natural”. (Butler,1996: 308)

El sexo y el género no se relacionan entre sí como lo hacen la naturaleza y la cultura, pues la sexualidad misma es una diferencia construida culturalmente. La palabra, el lenguaje es la marca que significa al sexo e inaugura el género: “es una niña” ó “es un varón”. El cuerpo a partir de ser nombrado recibe una significación sexual que lo define como referencia normativa inmediata para la construcción en cada sujeto de su masculinidad o de su feminidad, y perdura como norma permanente en el desarrollo de su historia personal, que es siempre historia social. La sexualidad también puede ser considerada como un intento contemporáneo por desarrollar un enfoque histórico para así cuestionar el carácter natural e inevitable de las categorías y suposiciones sexuales que hemos heredado. “(…)la sexualidad no debe pensarse como un tipo de hecho natural que el poder trata de mantener controlado, ni como un dominio oscuro que el conocimiento trata de descubrir gradualmente. Es el nombre que puede darse a un constructor histórico”. La sexualidad está configurada por fuerzas sociales y lejos de ser el elemento más natural en la vida social, es tal vez el más susceptible a la organización. (Weeks, 1998)
Se cuestiona el orden arbitrario del discurso biológico. La eficacia que ha logrado la lógica del género es absoluta dado que es está imbricada en el lenguaje y en la trama de los procesos de significación. Y, no menor, es el hecho de que esta lógica del género se desprenda en la actual y vigente normatividad jurídica y simbólica sobre el uso sexual y reproductivo del cuerpo. (Lamas, 1997)
El mundo social construye el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de división sexuantes. La diferencia biológica entre los sexos, es decir, entre los cuerpos masculino y femenino, y muy especialmente entre la diferencia anatómica entre los órganos sexuales, puede aparecer como la justificación natural de la diferencia socialmente establecida entre los sexos, y en especial de la división sexual del trabajo. Tiene su génesis en los principios de la división de la razón androcéntrica, fundada a su vez en la división de los estatutos sociales atribuidos al hombre y a la mujer. La visión social construye la diferencia anatómica. Y esta diferencia social construida se convierte en el fundamento y en el garante de la apariencia natural de la visión social que la apoya. Es una construcción social arbitraria de lo biológico, y en especial del cuerpo masculino y femenino, de sus costumbres y de sus funciones, en particular de la reproducción biológica, que intenta, con bastante éxito, fundamentar de manera natural la visión androcéntrica de la división de la actividad sexual y de la división sexual del trabajo. Excluye del universo de lo sensible y factible todo lo que marca pertenencia al otro sexo – lo “perverso polimorfo” – y construye prácticamente el artefacto social llamado hombre viril o mujer femenina. (Bourdieu, 2007)

1.3. LA SEXUALIZACIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES

La sexualidad entonces lejos está también de ser un hecho dado. Es lucha y acción humana, producto de la negociación. Como producto de negociación, la historia de la sexualidad es una historia de control y resistencia frente a los códigos morales. La sexualidad es un terreno en el que se recrea y ejerce la opresión como la resistencia genérica. Y es en la familia donde las personas adquieren sentido de sus necesidades e identidades sexuales individuales y en donde se organizan los deseos desde la primera infancia. El tabú del incesto, por ejemplo, bien ilustra la necesidad que tienen nuestras sociedades de reglamentar el sexo, ya que los vínculos de parentesco que aparentemente se muestran como naturales, no lo son, sino relaciones sociales entre grupos. No solo la sociedad establece las “restricciones” sino que también la organización económica y social configura como vivimos sexualmente, ya que la familia no es un ente autónomo. Los cambios en los esquemas de vida doméstica por las transformaciones productivas y la masiva incorporación de las mujeres al mundo del trabajo transformaron las prácticas reproductivas. Y si bien la sexualidad no está determinada por el modo de producción, los ritmos de la vida económica proporcionan las condiciones básicas y los límites para la organización de la vida sexual. La fuerza de lo masculino prescinde de cualquier justificación: la visión androcéntrica se impone como neutra y no siente la necesidad de enunciarse en unos discursos capaces de legitimarla. El orden social funciona como una inmensa máquina simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina en la que se apoya: es la división sexual del trabajo, división muy estricta de las actividades asignadas a cada uno de los dos sexos. (Bourdieu, 2007)

1.4. GÉNERO, SEXUALIDAD Y PRÁCTICAS SEXUALES EN LA POBLACIÓN ADOLESCENTE

Esta perspectiva de análisis de la categoría género se la implementa al investigar el embarazo adolescente y las representaciones de género en las jóvenes madres de los barrios pobres de la capital federal. Desde la infancia y particularmente desde la pubertad, los cuerpos femeninos son disciplinados para el embarazo y la maternidad, y disociados de la sexualidad como fuente de placer. Para muchas mujeres jóvenes, la práctica de la sexualidad está acompañada de sentimientos de temor, riesgo y sumisión e imbricada con la posibilidad de la procreación. (Checa, 2003) En el caso de los varones, la constitución de identidad de género requiere probar constantemente su condición de “verdaderos hombres” ante la amenaza de no ser vistos como tales (Badinter, 1993). Al respecto, Butler desarrolló el concepto de “repudio”, por el cual mostrarse varón implica diferenciarse constantemente de lo femenino, ya que la feminización y la homosexualidad pasiva constituyen la frontera mas allá de la cual el varón pierde su condición masculina.
Este modo de diferenciación de lo femenino y homosexual pasivo en pos de la construcción de lo masculino fue investigado por Hernán M. Manzelli . Su objetivo fue analizar los significados que los varones adolescentes construyen sobre algunas conductas relacionadas con la coerción sexual. Se buscó indagar las formas que adoptan los espacios masculinos de legitimidad para las conductas coercitivas.
Son dos los ejes teóricos que se implementan: las relaciones asimétricas de género en la construcción de una identidad social masculina y los significados sociales de la sexualización de la violencia. Uno de los interrogantes es saber si las relaciones sexuales son en si misma un medio para perpetuar las relaciones de dominación y subordinación, y conocer los mecanismos de dominación de los mismos dominadores. La actitud de los adolescentes hacia la coerción sexual pone de manifiesto la necesariedad de cierto grado de presión para mantener relaciones sexuales con una mujer adolescente. Esta presión es concebida como un “juego” de seducción que es iniciada por los varones debido a la pasividad e incapacidad de las mujeres de expresar su deseo sexual, ya sea por la doble moral o por ser recatadas y tímidas
Una de las manifestaciones de la desigualdad de género se expresa en el control social y moral de la sexualidad femenina cuando está no está asociada a la procreación. De acuerdo con los estereotipos de género tradicionales. Para las mujeres la sexualidad debe estar asociada al amor y al compromiso mientras que para los varones la sexualidad se asocia a la búsqueda de placer sexual. (Checa, 2007)
Al respecto, el trabajo de investigación de Rosa N Geldstein y Edith A. Pantélides aborda el tema de la coerción, consentimiento y deseo en las primeras relaciones sexuales de las mujeres adolescentes. Las autores concluyeron que eran más las víctimas mujeres de la coerción sexual – violación de los derechos de las personas, así como una potencial fuente de daño para su salud física y psíquica - que los hombres, y que además fueron con mucha mayor frecuencia víctima de sus formas mas extremas.
Es la persistencia de las inequidades de género en las representaciones sociales sobre la sexualidad y su concreción en las relaciones íntimas entre mujeres y hombres lo que subyace tras estas experiencias divergentes. El tipo de práctica sexual que incluyeron en el estudio es la primera experiencia heterosexual con penetración experimentada por mujeres. La probabilidad de haber sido víctima de una iniciación sexual forzada está estrechamente relacionada con la edad en que ocurrió la primera relación coital. Una cuarta parte del conjunto de las mujeres que se iniciaron tempranamente antes de los 15 declararon haber sido forzadas y más de la mitad dijeron que, aunque aceptaron la voluntad del varón, ellas no querían que sucediera en ese momento: es decir que solo una cuarta parte se inició en forma completamente voluntaria. Estas cifras contrastan, según las autores, con las que se iniciaron a partir de los 15 años. La diferencia de edad entre los miembros de la pareja, sumada a la corta edad de las jóvenes, sugiere la existencia de relaciones desiguales, en las cuales la vulnerabilidad propia de la edad temprana y la distancia intergeneracional implican relaciones de poder, cuando no de fuerza y en algunos casos incestuosas. También consideran las autores el nivel de educación alcanzando por las iniciadas sexualmente. La proporción de mujeres forzadas sexualmente disminuye a medida que aumenta el nivel de instrucción.


2. FAMILIA Y PODER

“La familia y la sociedad son dos ámbitos profundamente interconectados, que “resuenan” en frecuencias afines y en los que se juegan relaciones de poder que traspasan las fronteras - la familia para la mujer, por ejemplo- es un ámbito de resistencia con respecto al poder del otro”. (Calveiro, 2005)

2.1. TIEMPO, PODER Y MEMORIA

El tiempo es un símbolo social que permite orientar y controlar los distintos intercambios sociales y físicos. La organización social del tiempo como forma de establecer una “verdad” social con respecto a su medición construye “horizontes temporales” que varían según cada sociedad. Estos horizontes son formas de organizar la percepción social a través de las nociones de pasado, presente y futuro y las expectativas en relación con cada una de ellos.
Desde una posición de poder se intenta fijar, y cuanto más se logre fijar al otro, mayor capacidad existe para controlarlo. Es un procedimiento de captura que actúa atando, ligando y, si es posible, inmovilizando para un control “perfecto” del espacio. Como contraparte, las estrategias resistentes se basan en la búsqueda de resquicios dentro de la cuadrícula trazada desde el poder, para moverse y, dentro de lo posible, hacerlo sustrayéndose a su mirada. Si el ejercicio de poder consiste en territorializar, la resistencia desterritorializa y decodifica. En este sentido, el eje tiempo-espacio-movimiento se juega desde las posiciones de poder como organización homogénea del tiempo y como delimitación y cuadriculación del espacio para restringir y controlar todo movimiento.
La apropiación del presente es clave desde la posición de poder. El presente es particularmente importante por su condición de gozne que conecta un pasado que fue con un futuro por inaugurar. Es importante porque es el único que permite la acción y abre la posibilidad efectiva de articular el pasado y el futuro, de reunir memoria y proyecto. La reconstrucción del relato histórico como la de la memoria recupera el pasado, lanzándolo hacia el futuro como el lugar de los proyectos, de la potencialidad. Desde la posición de desventaja en cambio es necesario esperar, apostar al futuro. El presente no es favorable. Por eso los desposeídos esperan, esperan su tiempo y un presente que les pertenezca y que está, necesariamente, en el futuro .
La memoria permite una “actualización” que guarda y desecha, recupera y elimina, recuerda y olvida, relanzando la experiencia hacia lo por-venir. Como práctica resistente, la memoria no se recluye en el pasado sino que se lanza al mismo futuro incierto al que se orienta la espera. Dos dimensiones del tiempo en la resistencia: uno de horizonte temporal de posibilidad, lanzado hacia un futuro no programado, incierto, pero que se espera esperanzador, y la reconstrucción de un pasado recuperado como memoria, abriendo el pasado y hacia el futuro la realidad del presente. Espera y memoria aparecen como los dos extremos, intercambiables y fluctuantes, de la construcción del tiempo desde las posiciones subordinadas. (Calveiro, 2005)
Es mediante la transmisión que la memoria del tiempo pasado toma densidad narrativa presente. Pasado y presente se actualizan a luz de quienes reabren los sentidos de lo legado. Así lo enuncia Susana Kaufmann en su artículo. La experiencia del tiempo en el mundo subjetivo incorpora la experiencia vivida en términos de representaciones, atravesadas por las alternativas del inconsciente. La memoria al vincular pasado y presente construye y enlaza experiencias vividas y transmitidas y lo hace en un entramado entre temporalidad, dinámica intrapsíquica y acontecimientos. Se trata siempre de un pasado armado sobre huellas, experiencias e inscripciones psíquicas que toman el sentido que impone el tiempo en que la evocación se produce.

2.2. TRANSMISIÓN Y SILENCIOS

Las palabras y los silencios se vinculan directamente con las relaciones de poder. La palabra puede implicar un acto de poder. Y el poder se hace palabra al conformar los discursos de verdad. Pero también el poder hace hablar a todo lo que se le esconde o sustrae, con la intención de atrapar los discursos disidentes para controlarlos o destruirlos. A su vez el ejercicio de poder comprende el derecho de callar, esconder, ocultar aquello que entra en contradicción con el discurso legitimador. El poder hace una “regulación de la palabra y el silencio”, administra el uso de ambos controlando sus flujos y tratando de disponer de uno y de otra de manera funcional a sus fines. Mediante el juego y fuego cruzado, y a medida que la resistencia crece, a medida que el discurso oculto se desarrolla, las relaciones de poder pueden modificarse. En estos casos, la memoria se construye desde el discurso oculto, como palabra que se esconde detrás de un silencio resistente, que apuesta al largo plazo, y espera las condiciones para fijar relaciones mas simétricas. (Calveiro, 2005)
Lo callado, lo que no se dice, lo silenciado por los padres, por una generación puede encontrar otros canales de transmisión generacional. Lo vedado es posible de ser representado de manera desplazada, como imágenes enigmáticas, o como grietas de simbolización. La apropiación de sentidos plantea una distancia y una perdida de la experiencia solo como propia y del deseo de quien transmite, para tomar nuevas formas. Lo singular de una generación al ser legado a otra se ajena en parte y queda sujeto a cambios, cuyo devenir traerá nuevas versiones. La transmisión intergeneracional es retransmisión. Y lo indecible deja otras marcas y adopta otras formas que circulan en climas, síntomas o enigmas. (Kaufman, 2006)


2.3. RELATO Y SUBJETIVDAD

La ficción así como la historia es precedida por el uso del relato en la vida cotidiana . El relato del yo o la reinvención de uno mismo, es la instancia para representar lo ausente. El sujeto además intenta trama su historia, y para eso le suma el concepto de verosimilitud fundado en la sucesión lógica de los hechos. Este ordenamiento lógico le otorga a su narrativa una persuasión análoga que corresponde a lo que una cultura en sus mitos, en las historias que transmite, ha aceptado como posible. Las formas del relato pueden funcionar como el modo de moldear la propia experiencia de vida. Y la configuración de la narración con base en un saber cultural es compartida entre un lector y un narrador. Las narrativas no reflejan, sino que indican: apelan al recuerdo de imágenes de las cosas que indica, de mismo modo que la metáfora. Por eso la narración histórica puede entenderse como una metáfora extendida. Las historias no son sino estructuras simbólicas y la trama narrativa es la revancha de introducir variantes y contingencia. El relato es aquella instancia que le permite al narrador escribir aquello que no podría decirle a nadie. Todo hecho que empuja al hombre al abismo de su existencia, que excede a su comprensión genera relato.

2.4. NARRACIONES FAMILIARES

La novela familiar está integrada por núcleos de significados que ligan a hijos con sus padres en los deseos y ensoñaciones de la infancia, así se logran construir versiones y verdades narrativas. A quién nos parecemos, qué historias repetimos o desafiamos suelen ser parte de las construcciones de sentido, de la singularidad de nuestra estructuración subjetiva y de la búsqueda creativa de espacios vitales. A partir de los primeros lazos fundantes, el eslabonamiento de experiencias y sus narrativas se hacen posible a través de la conexión entre subjetividades, discursos a construir, vínculos compartidos y las significaciones que cada sujeto acomoda en la singularidad de sus deseos. La identificación, mecanismo estructurante de esta trama como forma originaria de ligazón afectiva con otro, opera en los enlaces libidinales originarios y en los lazos sociales. Las identificaciones vehiculiza tanto los contenidos culturales que los lazos familiares intermedian como los propio de los deseos y particularidades de cada sujeto. (Kaufman, 2006)

La novela familiar funda una identidad de familia. Y, así como funda una identidad y asigna sentido, funciona como una forma de control social. Estas reglan, instruyen, advierten y ordenan a los miembros familiares. La novela familiar se construye desde lo subterráneo y las historias de la familia se narran de manera casual e irreflexiva en las charlas domésticas. Se producen en forma ritual en diversos eventos familiares. Hay intrigas, misterios y secretos, ya que las historias que se cuentan son historias muchas veces silenciadas como las de las relaciones prohibidas. Es así como podría decirse que la novela familiar se constituye como el reverso del álbum familiar, ya que capta lo que la foto familiar no logra capturar. (Klein, 2008)

Para las autoras Kristin Langellier y Eric Peterson los relatos familiares se narran de manera casual e irreflexiva, al igual que lo considera Irene Klein. Se producen en forma ritual y reiterada. Todo el mundo lleva “bajo la piel” historias familiares. La narración de historia es una forma elemental a través de la cual esta como tal se produce, se conserva y hasta se transforma. Es una práctica discursiva productora de cultura familiar. Ya que lo que comúnmente se denomina familia, no es como se suele ver comúnmente, un fenómeno biológico natural, sino un tipo de cultura de grupo pequeño que se produce estratégicamente en discursos, como lo son las historias familiares. Las historias y sus narraciones generan y reproducen “la familia” al legitimar sentidos y relaciones de poder que privilegian a los padres sobre los hijos, a los hombres sobre las mujeres y a la familia de clase media blanca sobre estructuras familiares diferentes. Al mismo tiempo que la narración familiar participa del control social de la familia, también puede suscitar resistencia y tácticas que impugnen los sentidos y las relaciones de poder dominantes.
Visto así, las historias familiares legitiman formas de realidad dominantes y conducen a una clausura discursiva que restringe las interpretaciones y los significados de las historias familiares. Como narrativa, las definiciones de la familia naturalizan las extravagancias y contradicciones de las historias familiares. Los monumentos familiares representan a las instituciones sociales particulares como universales; y las reglas familiares definen el conflicto como interpersonal y no como un elemento subordinado a los intereses de las políticas de género, la autoridad generacional y la opresión social de las diferencias. Pero así como pueden legitimar, también pueden deslegitimar o impugnar los sistemas de sentido dominantes. Incluso pueden brindar el potencial para deslegitimar los sentidos dominantes de las identidades vinculadas al género.


2) Realice un breve desarrollo conceptual de los derechos sexuales y reproductivos.
3.1) Teniendo en cuenta el desarrollo conceptual del punto 3) analice el conocimiento y acceso a los derechos sexuales y reproductivos de la población entrevistada.


“Lo que se juega aquí es la calidad de lo diferente. La aspiración de justicia en la equidad” (Lamas, 2002)


Abordar la cuestión de los derechos sexuales y reproductivos implica abordar previamente la cuestión corporal de la salud. Y para esta tarea comenzaremos exponiendo los conceptos elementales del artículo de María Alicia Gutiérrez .

CUERPO Y CULTURA

La salud sexual y reproductiva tiene un importantísimo impacto en y sobre los cuerpos. Y pensar en la cuestión de los derechos reproductivos es adentrarnos en la dimensión corporal de lo cultural, dado que el cuerpo es un agente cultural, una superficie en la cual las normas centrales y las jerarquías son inscriptas. También, como vimos antes, el cuerpo, citando a Pierre Bourdieu (2000) y a Michel Foucault (1984) es un lugar práctico y directo de control social.
Si reflexionamos la dimensión del cuerpo y su importancia para el bienestar de la población podemos darnos cuenta que es en la misma adolescencia que comenzamos a explorar nuestro cuerpo, nuestra morada de conexión al mundo. El cuerpo es la puerta que nos comunica al entorno, y es a través de ella que lo exploramos. Por eso, cuidarlo y protegerlo es importante para nuestro bienestar y el de la población en general.
A lo largo del todo el presente trabajo, fuimos desarrollando de diversos modos la noción de género, poder, sexualización de las relaciones sociales asi como la construcción social del cuerpo y transmisión intergeneracional de relatos familiares y los modos de resistencia a los mismos. Escribimos anteriormente como los dos ejes claves en la conformación de la identidad subjetiva son la categoría de edad y género, y por supuesto el de clase. No es lo mismo ser niña, hermana mayor de 4 hermanitos, en Villa Lugano, que en Palermo. No es lo mismo ser adolescente perteneciente a los sectores medios y vivir en Belgrano e ir a un colegio privado bilingüe que tener que sustituir a su madre en la casa por que ella tiene que salir a trabajar porque su padre las abandono ni bien ella, su madre quedó embarazada. No es lo mismo. Pero, hay ciertas elaboraciones normativas y jurídicas que pueden contribuir a equiparar estos abismos de oportunidades: los derechos adolescentes.
Habíamos mencionado arriba que uno de los modos de explorar nuestro entorno y a nosotros mismo en él, es mediante nuestro cuerpo. Y en la adolescencia donde además este está en plena vigencia de cambios y de crecimiento corporal. Justamente, es mediante el cuerpo que exploramos el mundo, los vínculos y a los otr@s. Sin embargo hay diversas cuestiones que los propios adolescentes por ser tales no pueden modificar, y por estar en etapa de desarrollo y crecimiento y incluso teniendo algo de acceso a la información en educación sexual, mediante la escuela o mediante la familia son personas que se encuentran reproduciendo creencias y representaciones de las relaciones de género en sus prácticas habituales. Creencias y representaciones que circulan por doquier sin que aquellos que lo emiten cuestionen el impacto del material que dejan circular.
Pensar en los derechos reproductivos y sexuales por supuesto que implica un reconocimiento social y público de la problemática adolescente. Esto permite una concientización de las instituciones y organismos fundamentales de la vida social: familia y escuelas. Sin embargo, si bien es un gran avance los derechos reproductivos y sexuales sancionados en la reforma a la Constitución Nacional en 1994, estos no logran impactar o general los efectos deseados. La cantidad de víctimas de infecciones de transmisión sexual, VIH sida, morbilidad materna por la ilegalidad del aborto y las condiciones sanitarias insuficientes para aquellos mas perjudicados, los mitos y desconocimiento de los usos anticonceptivos en las relaciones y prácticas sexuales, los embarazos nos buscados, exige que sigamos reflexionando al respecto de los derechos sexuales y reproductivos.
Para esto, volvemos sobre la base de las relaciones de poder: edad y género. Los adolescentes en tanto niños, por estar aún bajo tutela parental, pero ya no considerados como niños no logran desarrollar su pleno derecho como ciudadanos, aún no son vistos plenamente por las instituciones como sujetos de derechos. La edad sigue siendo un factor de poder para subordinar a los “menores” especialmente cuando concierne a lo relativo de las prácticas sexuales y preventivas.
La otra cuestión, de género, pone en evidencia, dentro de este grupo etáreo la exposición corporal y de salud en el comienzo de su exploración al mundo. Las imágenes que las relaciones de género producen y reproducen hacen circular representaciones y creencias con respecto a las prácticas sexuales y reproductivas, diferenciadas tanto para varones como para mujeres adolescentes que los exponen de tal modo que lo consiguen indagar su entorno de un modo “protegido”, sin exhibirse a “riegos”. Por eso este punto del presente trabajo, si bien hace hincapié en los derechos sexuales y reproductivos (DSyR) de los futuros adultos, cuestiona el mundo genérico instituido por los mismos adultos, en edad responsable para modificar sus pautas culturales de abordar las relaciones sociales de sexo y sus representaciones para sus generaciones futuras.

DERECHOS Y SUJETOS

El empoderamiento que las mujeres lograron formalmente mediante las tres reuniones realizadas en los noventa, estos son: la Confederación Mundial sobre Derechos Humanos en Viena en 1993, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo en 1994 y la Cuarta Conferencia Mundial sobre La Mujer realizada en Beijing en 1995. La Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos afirmó que los derechos de las mujeres son derechos humanos y que no deben estar a ningún tipo de subordinación particular de tradición cultural o religiosa. Marcó un hito en los DSyR ya que reconoció que las áreas de la sexualidad y reproducción competen a los derechos humanos. La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo fue el encargado de elaborar un marco integral para incorporar los derechos y la salud reproductiva. Y por ultimo, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer se ocupo de ratificar y apoyar el vinculo entre los derechos reproductivos de la mujer y los derechos humanos así como centrarse en la obligación de de los gobiernos a garantizar el derecho a la salud, creando las condiciones que permitieran a las mujeres ejercer su derechos a la salud.(Outlook).
Los DRyS de los adolescentes están contemplados en los tratados de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Internacional de los Derechos de Niños y Adolescentes, ambos incorporados en el cuerpo de la Constitución Nacional a partir de la Reforma de 1994. Sin embargo, en el Plan Nacional de Salud Adolescente, diseñado y creado por el Ministerio de Salid y Acción Social en 1993 existe solo un pequeño capítulo que hace mención a la cuestión de los derechos reproductivos y sexuales dentro de la salud integral de los adolescentes. Este no está formulado en un lenguaje de derechos ni hace referencia a la cuestión de género y menos a la cuestión de la anticoncepción. Carencia en contradicción con la Convención por los Derechos del Niño como con la Plataforma de Acción del El Cairo y la de Beijing. Si bien la existencia del plan le reconoce estatuto de sujeto de derecho a los adolescentes y a focalizarse en su atención de la salud integral, falta un extenso recorrido para que estos avances adopten una realidad concreta en la vida cotidiana de los adolescentes. Esta afirmación la fundamentaremos con los extractos que seleccionamos de las entrevistas a adolescentes madres de los barrios pobres de la capital federal.


EMBARAZO

A lo largo del trabajo pudimos ir viendo cómo las relaciones de género influyen en nuestras prácticas y representaciones cotidianas. La sexualidad, como vimos anteriormente, no escapa a estas cuestiones. Ser madres y adolescentes plantea una problemática mucho más profunda y amplia de su aspecto superfluo y moral. Ser madres adolescentes nos interpela a preguntarnos, qué tan apropiadas estamos de nuestro cuerpo y sexualidad. Qué tan apropiadas estamos de nuestra vida y que tanto de aquella que creemos que es nuestra pero está construida sobre la base de nuestras historias familiares. Ser madre adolescente presenta la paradoja de la rebelión y de la sumisión a la vez. Rebelión por utilizar los reductos únicos y propios de las mujeres para resistir y poder tener algo propio. Y sumisión por quedar desplazadas de nosotras mismas al tener un vida que depende de uno/a mismo/a.

E: ¿Y cómo fue que lo planearon?
Eliana: Y un día, me dijo que él quería tener un hijo conmigo y bueno, se dio… (Risas)
(…)

(Eliana de 16 años, embarazada de 4 meses)


F: En ese tiempo si las tomaba…y después con Cristian no.
E: Como fue la decisión.. Porque las dejaste?
F: Y no se porque no se o sea yo me cuide con pastillas con ese chico porque el se drogaba y yo no quería tener un hijo y parte no quería quedar embarazada y después lo conocí a el…y nos cuidamos con preservativo y decidimos tener un hijo y bueh…

(Fabiana de 15 años. Embarazada de 4 meses)




E: ¿Cómo fue eso de buscar a la beba? ¿Cuándo quedaste embarazada lo buscaste querías ser mama? ¿, Lo elegiste?
J: Ah si, no quería tener hijos porque yo era muy chica todavía, pero ya quedé embarazada, y ya no podía hacer nada,
E: ¿Y cómo hacías? ¿Te cuidabas?,
J: No hacía nada, -no me cuidaba nada. No sabía cómo, como llegué de Bolivia, no sabía cuidarme nada, no sabía cuidarme
E: ¿Y él tampoco?
J: Tampoco no sabía cuidarse, va seguramente por eso yo me embaracé
E: ¿Y antes no habías tenido relaciones?
J: No
E: ¿En Bolivia no?
J: No
E: Y acá nadie te ha informado, los métodos anticonceptivos
J: No

(Julia, boliviana de 15 años, madre de una beba de 6 meses)

E: ¿Y qué te paso cuando quedaste embarazada?
M: Nada. Emoción, nada más.
E: ¿Alegría?
M: Si, obvio igual pensar qué van a decir los demás, que van a decir mi mama, mi papa, pero igual estaba bueno, pero igual sabían que Marcos quería tener un hijo, a pesar de que yo a veces le decía que no, y a veces capaz que si, pero igual tenemos un montón de tiempo…

(Melina de 21 años, madre de un niño de 2 años y medio)


ABORTO

Las relaciones de género vigentes indican el horizonte de posibilidades en el que podemos enmarcar nuestras relaciones sociales de sexo y sus respectivas representaciones e imágenes. El aborto en las entrevistadas esta muy mal visto. En su lugar se menciona la cuestión religiosa de la fecundidad. El aspecto peyorativo que carga el aborto para estas jóvenes adolescentes de los sectores populares se lo puede entender si se comprende previamente el signo que recae sobre el embarazo y las posibilidades en el imaginario que este trae. Esta apreciación difiere si hablamos de adolescentes mujeres o de varones. El embarazo en los sectores populares no solo trae una promesa de un futuro mejor, sino que incluso puede significar un ascenso en la escala de status, dado a como se comprende la maternidad. Ser madres implica acceder a un mundo adulto, en el que ya no solo son hijos, sino que ahora además y principalmente serán ellos padres. El aborto, es la eliminación de todas estas posibilidades. También hay una percepción en la jóvenes adolescentes de responsabilizarse por haber tenido relaciones sexuales sin MAC. Esto evidenciaría la dificultad de discriminar la sexualidad de la reproducción.

C: Me dio negativo, después de una semana me lo hice otra vez y me dio positivo y otra vez y ya estaba embarazada… al principio yo no lo quería tener a Joaquín lo quería abortar y como mi hermana va a la iglesia y me habló…
(…)
E: Y con Mario cómo estaban.
C: Con Mario seguíamos saliendo, pero él no quería tener al bebé me decía que lo aborte, que no que no quería...

(Celeste, 20 años madre de Joaquín, año y medio)

E: Cual es tu opinión acerca del aborto?
J: Yo la mato a la persona que me dice que se hizo un aborto yo le pego en la boca ojo capaz que si yo llego a tener otro hijo me lo saco yo que se tampoco puedo escupir para arriba por que no se pero a mi la persona que me dice que se hizo un aborto le pegó y mas si es amiga mía compañera o algo así.
E: Y tenes algún caso cercano conocido…
J: Si mi cuñada, por eso a veces discutimos...

(Johana de 18 años, madre de una nena de un año)


E: ¿Y cuándo quedaste embarazada nunca pensaste en el aborto?
J: No
E: ¿Por qué? ¿Vos qué pensas?
J: No porque viste yo, mas antes iba a la iglesia, viste, en la iglesia me enseñaban esas cosas, que no hay que abortarle a los chicos que se pagan doble, viste, te dicen viste, por eso yo no,
E: ¿Por qué, vos crees que?
J: No por eso nomás, pero viste cuando a vos abortas con el tiempo te puede traer cáncer, tenía miedo de esas cosas, entonces no, no lo pensé. Si me dijo su papá abórtalo, pero yo no
E: ¿El papá de ella te pidió?
J: Si, pero yo no lo hice por eso no,
E: ¿Por qué, y él no la quería?
J: No sé, no lo quería, ó yo era muy chica para tener hijos. Porque el tiene 22, 23 años,

(Julia, boliviana de 15 años, madre de una beba de 6 meses)

ANTICONCEPCIÓN

Las relaciones de género también norman los modos de cuidado e información que ambos mujeres y varones tienen de sus respectivos cuerpos. Como vimos en este ultimo acápite del presente trabajo, acceder a los métodos anticonceptivos y su respectiva información es un derecho. Esto no hace sino poner de manifiesto el carácter político que asume dicha temática. Cuidarse, pero sobretodo decidir sobre la propia vida pone en el centro de la escena el tomar las decisiones uno/a mismo/a. Y para poder decidir y elegir hace falta información y acceso a los diversos MAC.

E: Y ¿Cuándo fue tu primera relación?
Eliana: A los 13.
E: ¿Y fue con él?
Eliana: Sí.
E: ¿Y sabías algo de, de, del funcionamiento del cuerpo?
Eliana: No…

(Eliana de 16 años, embarazada de 4 meses)

E: Y como fue vos sabias de que se trataban las relaciones sexuales..
F: Si
E: Y quien te había contado
F: En la escuela
E: En la escuela a los 11 ya te habían contado?
F: Y si eso se empieza a ver más o menos en 5 grado
E: Y tenias idea de cómo era el ciclo menstrual..
F: Si
E: ¿Y de los anticonceptivos?
F: También

(Fabiana de 15 años. Embarazada de 4 meses)

E: Y volviendo a los métodos anticonceptivos vos me contabas que con Emmanuel se cuidaban… como elegían el método o quién elige…
J: Ahh fue todo un tema (se larga a reír y parece darle vergüenza) porque él fue el primero y el último fue todo un tema… a mi me daba vergüenza... y
No…
E: Cuántos años tiene Emmanuel?
J: Tiene... me lleva dos años y medio, me lleva si dos años y medio... y no se... daba vergüenza y él se cuido.
E: Y cómo se cuido?
J: Usamos preservativo y estuvimos tres meses ponele cuidándonos con preservativo y yo hable con mi mamá y ya mi mamá se entero y ahí me llevo al ginecólogo...
E: Y dónde fueron a hacer los controles?
J: Ahí en el… acá en los consultorios de Brasil que pertenecen al Sanatorio
E: Y después de tu mamá ahí te dieron más información...además de los controles…
J: Me hicieron los controles y me recetaron las pastillas y yo era re colgada no se... me olvidaba de tomarlas cualquier cosa hacía y eso que mi mamá a cada rato estaba Johana tomaste las pastillas? Si, si y capaz que iba y las agarraba y después me olvidaba de tomarlas o las tomaba a la noche si me acordaba…
E: Y ahora que método usas?
J: Ahora uso las inyecciones...
E: Y quién te lo recomendó?
J: Mi obstetra y la ginecóloga es la que me atendió todo el embarazo y ahora me atiende a mí

(Johana de 18 años, madre de una nena de un año)

E: ¿A los 15 años? Mmm…, ¿le contaste cuando quedaste embarazada?
J: Si lo conté
E: ¿Y qué te dijeron?
J: Mm me retaron, pero no, me retaron pero poco, no mucho
E: ¿Por qué, que te dijeron?
J: Porque tuviste si yo te dije que no tuvieras, y lo contamos con el chico, con el papá de él, casi no me dijo nada mi mamá, y luego, al poco tiempo hable y ellos estaban separados,
E: ¿Y en la escuela allá no te habían enseñado el cuerpo de la mujer, como funciona, la menstruación?
J: No. Yo entre hasta 5to. Grado nada más, no, no me habían enseñado nada de la mujer,
E: ¿Tuviste que dejar porqué?
J: Porque no tenía plata mi papá y no, nos podía hacer estudiar. Van mis hermanitos entonces, para ir ellos tenía para los menores, y yo tenia que hacer, por eso yo lo deje, yo quise ir a la escuela, pero…

(Julia, boliviana de 15 años, madre de una beba de 6 meses)


SIDA Y ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

Muchos de los relatos de los jóvenes adolescentes y de la literatura en cuestión ponen de manifiesto el poco énfasis y reconocimiento del uso de métodos de profilaxis para evitar enfermedades de transmisión sexual. Los métodos utilizados en su mayoría son para evitar el embarazo indeseado. Varias de las jóvenes entrevistadas confesaron no portar la suficiente información al respecto. De hecho varias de ellas adquirieron la información luego de haber sido madres por haber asistido a charlas informativas en los departamentos de salud adolescente de hospitales y maternidades de la ciudad de Buenos Aires. Algunas de ellas dijeron haber recepcionado información poco clara en los establecimientos educativos.

E: Y antes de venir acá a la sarde ibas a laguna salita médica o así?
F: No
E: Nunca te hace controles
F: Si me hice controles en el (no se entiende la grabación) y después quede embarazada y vine acá
E: Y si estabas enferma o algo así
F: No cuando estuve enferma la única enfermedad que tuve fue infección urinaria... que hace poco estaba de dos meses y me agarre infección urinaria, yo pensé que era del estomago y me fui al Udaondo y me dieron unas pastillas que tenia que tomar cada 4 horas y estar en reposo y con e o se me tenia que ir...o sea en ese momento no es que se me iba a ir para siempre... cuando era mas chica también tuve...
E: ¿Y ahí te la tratabas en donde?
F: En el garran
E:¿ Y ahora como estas?
F: Y no se me tendría que ver la, ¿cómo se llama...?
E: La ginecóloga
F: Claro...
E: ¿Y hace cuanto que estas acá viniendo…?
F: Hace poco esta es la segunda vez que vengo a hacer los controles...
E: ¿ Y como te imaginas con el bebe?
F: No se...
E: ¿Cómo te parece?
F: Y bien creo que si... creo que bien...

(Fabiana de 15 años. Embarazada de 4 meses)

E: Y sobre enfermedades de transmisión sexual sobre VIH SIDA…
J: No sabes que fue un poco confuso porque hablaban en la escuela y yo nunca le prestaba bola te soy sincera...
E: Tenías educación sexual en la escuela?
J: No pero vistes que siempre hay un par de pibas que vienen y hacen charlas se van… una vez cada año vistes te entregan folletos, una vuelta vino al colegio… te entregaban profilácticos te enseñaban como ponerlos ( se mata de la risa) todo un re quilombo y vos te pones a joder claro... cuando empiezan a decirte como hay que ponerlo todos se empiezan a cagar de la risa y a decir cualquier cosa y te enganchas y te empezas a cagar de la risa ... cuando te empiezan a explicar como ponerlo y como sacarlos medio como que la charla se fue a otro lado y vistes..
E: Y en tu entorno… tus personas conocidas…
J: Mi mamá ella siempre me decía que me cuide siempre con profiláctico al principio no me quería decir porque y después me término contando porque hasta el día de hoy me dice cuidate cuidate… ella sabe que estoy con inyecciones no es por el bebé pero igual me dice porque vistes yo salgo a veces y ella me dice cuidate

(Johana de 18 años, madre de una nena de un año)

E: ¿Y ahora sabes como prevenir por ejemplo una enfermedad de transmisión sexual? ¿Sabes lo que es el SIDA?
J: Ahora, si ya me enseñaron acá, no, no sabía, pero aquí con las reuniones que tuve con las trabajadoras sociales, que tuve me enseñaron todo lo que no sabía,
E: ¿Ya sabes como cuidarte de las dos cosas?
J: Si
(Julia, boliviana de 15 años, madre de una beba de 6 meses)



BIBLIOGRAFÍA

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 De Barbieri, T.: “Sobre la categoría género. Una introducción teórico-metodológica”. Debates en Sociología 18, Pontificia Universidad Católica del Perú.
 Geldstein, Rosa N y Pantélides Edith A.: “Coerción, consentimiento y deseo en la primera vez” – Cap. 4: Pág.- 115 a 144, en: “Varones Latinoamericanos – Estudios sobre sexualidad y reproducción” – Edith Pantélides – Elsa López – Compiladoras – Paidós – Colección Tramas Sociales – Buenos Aires- 2005.
 Gutiérrez, María Alicia: Cap. 2 “Derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes: una cuestión de ciudadanía”. S/f s/ed.
 Kaufman, Susana Griselda: Lo Legado y lo propio. Lazos familiares y transmisión de la memoria” (Mimeo). En Subjetividad y figuras de la memoria. E. Jelín y Susana Kaufman (comp.) S. XXI. 2006
 Klein, Irene: “La ficción de la memoria. La narración de historias de vida. Prometeo. Buenos Aires 2008.
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 Lamas, Marta: “La perspectiva de género”. Gire México. 1997.
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 Manzelli, Hernán: “Como un juego: la coerción sexual vista por varones adolescentes”. – Cap. 4: Pág.-115 a 144, en: “Varones Latinoamericanos - Estudios sobre sexualidad y reproducción”. Edith Pantélides – Elsa López -Compiladoras- Paidós. – Colección Tramas Sociales-2005.
 Revista Outlook. Vol. 20. No. 4. Marzo 2004.
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